(09 de julio, 2014).- Hasta el cierre de estas líneas en el pleno de la Cámara de Diputados no se avanzaba en ninguna de las reservas a decenas de artículos de las secundarias en materia de telecomunicaciones; una y otra vez se escuchaba: “no procede, señor presidente”; “se desecha”. Igual que con las reformas, lo mismo que con las leyes secundarias ya aprobadas. De nuevo en plena marcha funcionaba la “aplanadora” tricolor. Demostrado está que eso de que hay acuerdos, de que se presentan expertos para informar a legisladores y asesorar los contenidos, que se hacen cambios conforme se presentan propuestas de todas las organizaciones, es una farsa, una mentira. Al final lo único que cuenta es la complicidad tricolor y Verde contabilizada.
Y vaya que una y otra vez se ha insistido en lo que esta aprobación significa y lo falso de los beneficios que, sin rubor alguno, se anuncia vendrán para la población. Tan es así que el especialista en derechos de Internet, Jerémie Zimmermann considera que la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión es “probablemente el peor texto que haya visto en lo referente a derechos de los ciudadanos”. El cofundador de la página Wikileaks, colaborador de Julián Asseange, afirma que se elimina la neutralidad de la red, retiene los datos y censura el Internet.
Explica que la neutralidad es la capacidad que se tiene de tener acceso a todos los contenidos y lo que vemos en este momento es un frente global de los operadores para matar esa neutralidad y si esta se pierde, también se inutiliza la capacidad de organizarse. Subraya que la retención administrativa de datos es “una violación a la privacidad” y se ejerce un “espionaje masivo” de datos que luego se venden en el mercado negro de la información. Agrega que “dos años de vida de una persona permite conocerlo todo. La censura no puede resolver el problema, es una herramienta de poder para controlar las comunicaciones, para controlar lo que el pueblo pueda ver, entender o decir”.
Sabido es que también hubo una solicitud para que seis diputados abandonaran la sesión, dejaran de participar en esta aprobación ante la presunción de conflicto de intereses. Sus nombres: Jorge Federico García Luna del Verde, presidente de la Comisión de Radio y Televisión; Ana Lilia Garza, ex directora jurídica de la CIRT; Enrique Cárdenas, Patricio Flores, Jorge Mendoza, Simón Palacio del PRI y Homero Niño de Rivera del PAN. En esta sesión se volvió a impedir el paso a los del Colectivo por el Derecho a la Comunicación; en la del Senado, como se recordará, fueron sacados al mostrar su descontento.
“Queríamos leer un documento que no se nos permitió y lo único que recibimos es represión por parte de la seguridad. Su desplegado señalaba: “las piezas que colocamos hoy al centro de todos nosotros, sea un tornillo, tuerca, antena, interruptores, que se funden en el aire hasta bloquear nuestras palabras y las formas diversas y creativas de comunicación que recreamos todos los días. Lo que tenemos ante nosotros es una pieza, un símbolo de control. Es una amenaza a nuestra conciencia, nuestra cultura y nuestra libertad de expresión”.
Obviamente todos los planteamientos referentes a los contenidos también fueron rechazados uno a uno. Nada que afecte lo que hasta hoy vienen realizando los concesionarios que tanto les ha redituado a los gobiernos, tanto priístas como panistas, al dejarles bien garantizada la inducción a sus estrategias a través de pantallas y micrófonos que nunca se han mostrado dispuestos a educar y entretener sino a respaldar la ignorancia y dar cuenta de acciones de indignidad humana. Otra oportunidad desperdiciada.
