El caso que sacudió a Teuchitlán y puso a temblar a Jalisco vuelve a sonar. Esta semana arrancó el juicio oral contra los primeros diez acusados ligados al Rancho Izaguirre, aquel sitio que expuso uno de los hallazgos más estremecedores del crimen organizado en la región.
El proceso apenas empezó el pasado lunes 1 de julio y ya deja claro que no será rápido ni sencillo. Según José Luis Álvarez Pulido, presidente del Supremo Tribunal de Justicia, la magnitud del caso hace imposible adelantar una fecha de cierre.
Por ahora, el tribunal, integrado por tres jueces, ha escuchado cinco testimonios de más de 40 programados. Cada uno debe presentarse ante los jueces, responder preguntas de la Fiscalía y la defensa, y confirmar detalles clave de lo ocurrido.
“Todos los testigos, peritos y elementos de seguridad deben comparecer. Es un proceso delicado que exige escuchar a todos”, explicó Álvarez Pulido.
Las reglas del juicio exigen que cada testimonio se desahogue sin prisas, mientras la Fiscalía presenta pruebas y los abogados de los acusados defienden su versión. Por eso, nadie se atreve a ponerle fecha final.
Los diez hombres enfrentan acusaciones graves: fueron detenidos en septiembre de 2024, cuando la Guardia Nacional intervino por primera vez el rancho tras un enfrentamiento. En ese operativo se localizó un cuerpo sin vida y se rescató a dos personas. Meses después, la investigación confirmó que el lugar funcionaba como centro de entrenamiento criminal.
Hoy, el juicio sigue su curso entre pruebas, interrogatorios y nuevas revelaciones que podrían arrojar más pistas sobre lo que realmente sucedía tras los muros de Rancho Izaguirre.
Las familias de víctimas y la comunidad de Teuchitlán siguen de cerca cada avance, con la esperanza de que la justicia llegue.
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