(02 de noviembre, 2019. Revolución TRESPUNTOCERO).- Durante año y medio, el periodista Ricardo Raphael, se sumergió en las entrañas de Los Zetas por medio de la voz de uno de ellos.
Las visitas al penal de Chiconautla, para mantener entrevistas con un recluso condenado por un delito menor y que asegura ser el Zeta 9, uno de los fundadores del cartel más sanguinario de México, da como resultado Hijo de la Guerra (Seix Barral, 2019)
El periodista planeó un reportaje que finalmente se convirtió en un texto literario, ya que, explica, hubo varias historias que no se podían corroborar pero que era importante que se contaran.
En la trama, incrédulo, pero movido por la curiosidad, un periodista acude para entrevistarse con el que dice ser el Zeta 9, sumergiéndose así en un escenario donde los límites entre la verdad y el engaño se difuminan.
Ricardo Raphael comenta a Revolución TRESPUNTOCERO que, la versión final fue la sexta versión. “Lo escribí una y otra vez y una y otra vez fallaba una cosa: yo. El Zeta 9 estaba construido a partir de su propia voz.
“Lo que es difícil es meterte a ti en la novela. Al principio, el personaje del periodista era muy tenue, era tímido, era ingenuo. Hubo necesidad de volver a las entrevistas, volverme a escuchar yo cuando preguntaba. Volver a leer las transcripciones, mis notas. Sí hay elementos en la novela que me reflejan”, comenta el autor.
A su vez, Ricardo Raphael asegura que el periodista se esconde. “Me choca ponerme entre la cámara y el objeto retratado. Porque tapo el reportaje”, es por ello que, confiesa, se sintió muy incómodo al tener que participar como el antagonista de la novela.
Sin embargo, con lo anterior, el periodista logra prestarle su propia mirada (su propia ingenuidad), al lector. El periodista es la puerta de entrada hacia la conversación con el Zeta 9.
“Determinar la identidad de este personaje inasible, a quien envuelve el más grotesco cinismo, se convierte en un reto que lo enfrentará consigo mismo y con una sociedad que se desmorona”.
Hijo de la guerra reconstruye la gran tragedia de una nación en el que la incertidumbre, el narcotráfico y la corrupción fueron el caldo de cultivo perfecto para que militares de élite se convirtieran en el mayor grupo delictivo de un país que vive los niveles de violencia más altos del mundo.