(10 de junio, 2015).- Los votos nulos equivalen al 4.88. En contraste apenas se requiere de un 2 por ciento para conservar el registro.
Esta cifra sumada a los votos entre candidatos independientes, no registrados, más que afectar a la clase política, benefician a partidos como el Verde Ecologista o el Partido del Trabajo que conservan un papel mínimo pero determinante en la conformación de la Cámara.
Esto a razón de que contrario a pensar que la anulación del voto podría restar curules o ser un castigo para los partidos, en realidad se volvió un mecanismo que no sólo permite salvar el registro. También fortalece al PRI.
Para efectos del conteo de votos, la legislación electoral resta del total de sufragios emitidos los que fueron anulados, generando -por así decirlo- un nuevo 100% que se reparte entre quienes obtuvieron votos “efectivos”, lo que a su vez también aumenta proporcionalmente los escaños ya logrados por las principales fuerzas políticas.
De este modo, partidos como el PRI se fortalecen en automático y de manera indirecta ya que mantienen a uno de sus principales aliados en la Cámara: el Partido Verde Ecologista. Con ello aumentan su participación y alianza en la Cámara.
Por su parte, el Partido del Trabajo apenas rasguña el porcentaje mínimo para conservar su registro, pero al hacerse el efecto de redistribución de la “votación emitida” su tajada proporcional aumenta haciéndolo mantenerse en el juego partidista.
De ahí que cifras como 1.7 millones de votos nulos que equivalen hasta ahora al 4.88 por ciento, favorezcan a conseguir el mínimo necesario para el registro de un partido.
Apenas el 2 por ciento es necesario para recibir presupuesto por parte del INE en contraste a un porcentaje de más del doble de anulación que, por lo pronto como están las reglas electorales en México, no sólo no se toman en cuenta si no que permiten acceder al registro, al erario público y a acrecentar las curules de quienes sí obtuvieron votación “efectiva”.