Al comer conseguimos la energía que nuestro cuerpo requiere para llevar a cabo actividades del día a día, aunque en ocasiones algunas personas o nosotros mismos hemos experimentado una necesidad por ingerir algo aún sin tener hambre; esto tiene algunas razones psicológicas que te explicaremos a continuación.
El buscas “saciar” nuestra hambre, no necesariamente tiene que ver con cumplir con la función fisiológica, sino más bien con causas emocionales como por ejemplo:
- Baja autoestima. Aquellas personas con inseguridades buscan llenar “el vacío” que sienten por medio de alimentos.
- Mal manejo de las emociones. Al llevar de manera no correcta las emociones que se sienten, escondiendo, reprimiendo o conteniendo, se genera una ansiedad para comer.
- Exceso de autocontrol. El reprimir o controlar de manera exagerada las ganas de consumir alimentos, puede desencadenar un efecto inverso en algún momento.
- Ver a la comida como única fuente de placer. Cuando la mente entiende que la comida es la única fuente que genera bienestar en el cuerpo, se crea una necesidad ansiosa por los alimentos.
El miedo, estrés, tristeza o culpa también pueden ser otros factores psicológicos que causen esto.
Si tú o alguna persona que conozcas lo ha experimentado, es recomendable buscar atención profesional para tratar y resolver el tema.
Con información de Consultorio – Revista del Consumidor, PROFECO


