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Ciudad de México va en sentido contrario: imposición y exclusión ciudadana

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Una reforma largamente aplazada por el momento se frustró por las ambiciones políticas de los partidos. Aunque la semana pasada el Senado de la República aprobó la transformación política de la Ciudad de México a partir de su situación como Distrito Federal, para convertirse en una entidad con la posibilidad de darse el orden constitucional para su régimen interior y el fortalecimiento de los derechos políticos de sus habitantes, en San Lázaro, el PAN, Movimiento Ciudadano, Morena y el Panal, frenaron su proceso legislativo. El PRI aceptó que su aprobación pase a la siguiente legislatura, ante la falta de consenso.

La minuta aprobada por los senadores pasa a comisiones para su análisis, por lo que su aprobación se realizará seguramente hasta la próxima legislatura. El reparto del poder político de la capital de la República entre los partidos más grandes, PRI, PAN y PRD, frenó el intento de esta reforma que modifica 50 preceptos constitucionales. Entre los principales sobresale que el Distrito Federal cambia su nombre y ahora será oficialmente Ciudad de México y pasará a convertirse en la entidad número 32 del país; mantendrá su condición de capital del país y sede de los poderes federales. Además de que contará con su primera Constitución a partir del 31 de enero de 2017.

Se creará una Asamblea Constituyente, que analizará, discutirá y aprobará el proyecto de Constitución Política de la Ciudad de México. En la integración de ésta es donde se originaron las dificultades entre los partidos políticos, por el hecho de que estará conformada por 60 miembros elegidos por votación que será organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE) para el primer domingo de junio del 2016, mientras que los 40 restantes serán designados: 14 por la Cámara de Senadores; 14 por la Cámara de Diputados, 6 por el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera; y 6 por el presidente de la República, Enrique Peña Nieto.

Una idea que podría sonarles muy radical a los partidos políticos del país, acostumbrados a procesos antidemocráticos, es la conveniencia de que sean los ciudadanos los que elijan en su totalidad al Constituyente.

Ricardo Anaya, coordinador panista en la Cámara de Diputados, sostuvo que su fracción tiene diferencias con la minuta. En primer lugar, dijo, el que se esté sobre representando el PRI y el PRD en este Constituyente, dándole la facultad al presidente de la República y el jefe de Gobierno del Distrito Federal de designar integrantes del Constituyente. Y, segundo, agregó, “nos parece muy grave que se simule, que solamente se cree más burocracia en las delegaciones, sin dar más facultades a las propias delegaciones”.

Mientras el coordinador priísta de los diputados, Manlio Fabio Beltrones, explicó que respaldarán la petición del PAN y Panal de mandar la minuta a comisiones para darle un análisis más profundo, y recordó que en el Senado se tuvo durante dos años el análisis y debate de la reforma, y a los diputados se les dio un periodo cercano a las 24 horas, el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador coincidió en que se le está dando más poder al Gobierno federal, representado por el PRI, en el Distrito Federal.

Dentro de las principales características de la reforma al Distrito Federal, destaca también que será el jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, quien tendrá la facultad exclusiva de presentar la propuesta de Constitución a la Asamblea Constituyente. Asimismo, en el 2018, en las 16 delegaciones actuales, que pasarán a ser demarcaciones territoriales o alcaldías , serán electos alcaldes junto con 10 concejales por cada demarcación. En total serán 176 nuevos funcionarios. En tanto, a partir de 2021, las 16 delegaciones podrían ser subdivididas y ser más de 20.

A simple vista se exhibe que se creará una gran burocracia. Las delegaciones cambiarán el nombre a alcaldías pero no tendrán más autonomía. Todo parece indicar que tendrán menos facultades pues prácticamente todo se decidirá desde el gobierno central, representado por el jefe de Gobierno, quien sin duda tendrá más poder. Además del alcalde que tendrá cada nueva alcaldía, habrá adicionalmente 10 concejales, con lo que habrá más gasto público para mantenerlos. Habrá más sueldos para políticos que tendrán que pagar los ciudadanos con sus impuestos. También habrá más recursos para un partido político, el de la Revolución Democrática de “Los Chuchos” y Miguel Ángel Mancera, quien aprovecha la coyuntura para construir su plataforma rumbo a la Presidencia.

Para Porfirio Muñoz Ledo, uno de los principales impulsores de la reforma al Distrito Federal, los intereses políticos y muchos prejuicios fueron las causas que aplazaron su aprobación, mientras que para Ricardo Pascoe Pierce dicha reforma es “autocrática y napoleónica.
Descalifica democracia y enaltece prácticas de notables sin ciudadanos. Debe rechazarse”.
Pascoe considera que la reforma pretende centralizar más el poder político y administrativo de la ciudad en manos del jefe de Gobierno, y debilita aún más a las delegaciones. “Al concebir el ejercicio del poder de esa manera, centralista y sin contrapesos efectivos, se consolida, por definición, un poder autocrático”.

Subraya que el Congreso Constituyente que crea la reforma es, en realidad, una Junta de Notables parecida en estructura y concepción a lo que promovió Napoleón II como instrumento para dar certeza y solidez a sus decisiones de gobierno, como otorgarle el nombramiento de Emperador de México a Maximiliano. “Este Congreso, por ejemplo, se limitaría a discutir la propuesta de Constitución que le enviaría el jefe de Gobierno, no para redactar su propio documento constituyente, convirtiéndose así en una confabulación de necios, no de sabios”. Además, agrega, se desecha sujetar el texto a un referéndum popular, para votar sí o no a su contenido.

Pascoa Pierce destaca que la concepción de gobierno que promueve la reforma es de arriba para abajo, no al revés. “El método imposicioncita desde arriba prevalece como idea central de la propuesta. En todo el mundo las tendencias en gobierno urbano son devolver capacidades decisorias a unidades más cercanas a la gente, como municipios y alcaldías. La Ciudad de México va en sentido contrario: imposición, centralización y exclusión ciudadana”. Por todo esto, dice, debe rechazarse la reforma.

A pesar de todo, diputados locales y federales del PRD siguen impulsando la aprobación de la Reforma Política del Distrito Federal.

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