I.- Compareció ante el Senado: Ildefonso Guajardo Villarreal, el todavía secretario de Economía (y favorito de Radio-Red y Jesús Martín Mendoza, para candidato del PRI a la Presidencia en el 2024). Y ante los diputados federales: Pedro Joaquín Coldwell (el de las gasolineras en Quintana Roo); donde los respectivos legisladores les dijeron algunas verdades por estar directa o indirectamente embarrados de corrupción peñista. Coldwell se puso “muy como el que cruza el pantano y no se mancha” replicando las imputaciones, y como abogado defensor de todos los funcionarios presentes, incluyéndose claro. Y bilioso porque los de Morena cuestionaron su mal manejo de la secretaría de Energía; de la que depende Pemex; ya liquidada por Peña y a punto de la quiebra por la corrupción de Lozoya, Odebrecht y las más de 5 mil tomas clandestinas que Peña y su equipo no han podido ni querido combatir. Y ese Deschamps, con su élite sindical explotando a los trabajadores.
II.- Las lapidarias críticas lo enfurecieron al grado de poner cara de encabronado, y seguramente presumió a su patrón Peña que defendió al peñismo. Pero al fin supo lo que es estar frente a un Congreso de oposición, acostumbrado al priismo que lloró la derrota devastadora que lo arroja al precipicio; y busca hasta cambiar de siglas y colores para ponerse otra máscara. Guajardo recibió igual dosis de rechazo y crítica y supo que no es lo mismo estar en Washington donde –con Videgaray– se puso de tapete de Trump para renegociar el TLC y dejarlo ganar en el nuevo tratado bilateral; con un tercero que es Canadá que también nos llevó al baile. Engatusando al representante de AMLO, quien cantó victoria. Y se pasó de listo cuando al ser increpado por los panistas (los del PRI lo llenaron de aplausos), por el “gasolinazo” de Peña que generó una inflación depredadora, soltó la estupidez de que: “los pobres no comen gasolina” (en todo caso no beben), queriendo ignorar que todas las mercancías usan gasolina para transportarse a los mercados.
III.- Guajardo se enorgulleció del: pierde México, gana Trump, pierde Canadá y de que la tortilla –que sí comen los pobres– no subió mucho de precio, mientas el resto de la economía es un gran desastre. Pero cínicamente dio “consejos” a AMLO, diciendo que tiene la oportunidad de poner fin a la concentración de la riqueza que los Peñas y Guajardos favorecieron. De los Guajardo de Nuevo León, el secretario de Economía va y viene junto con Videgaray cada semana a Washington, desde hace más de un año; saliendo ambos con que “les tomaron el pelo” en la renegociación comercial con Trump. Es propietario de cinco automóviles de lujo, dos mansiones, dos departamentos; una colección de esculturas, tapetes, óleos y grabados. No tiene deudas. Admira a Peña. Es muy amigo de Narro. Y él si come en lujosos restaurantes y sí usa gasolina en sus lujosos automóviles que le pagan en Los Pinos, con otras prestaciones. Pero se burló de los pobres queriendo refutar la ineptitud que le echaron en cara; y por la que tanto él como Coldwell son candidatos al juicio político y proceso penal.
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