(25 de marzo, 2017. Revolución TRESPUNTOCERO).- “Todos somos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar a los árboles, pasará toda su vida sintiéndose un estúpido”. Albert Einstein, disléxico.
Como pez en el árbol (Random House – nube de tinta, 2015), presenta a los lectores una historia sobre la dislexia y las consecuencias -buenas o malas- según la forma en que este problema sea tratado, en los niños y adolescentes que la padecen.
Ally es una maestra en el arte del engaño. Cada vez que llega a un nuevo colegio, esconde su incapacidad de leer creando inteligentes pero extrañas distracciones a su alrededor.
Tiene miedo de pedir ayuda. Y, además, ¿es que alguien puede curar la estupidez? Pero su nuevo profesor ha visto el brillo y la creatividad oculta tras su aire problemático. Con su ayuda, Ally aprenderá que la dislexia no es algo de lo que avergonzarse, mientras se abre ante ella un mundo lleno de posibilidades.
“Porque cada uno de nosotros llevamos un océano dentro, y las grandes mentes no suelen pensar como lo hacen los demás”, puntualiza su autora, Lynda Mullaly Hunt.
Sin duda alguna es una historia imprescindible sobre la dislexia y cómo ayudar a quien la padece a desarrollar sus habilidades, sin que el problema sea un obstáculo para lo brillante que puede llegar a ser un adolescente que ha sido opacado por el miedo a la burla de sus compañeros o de otras personas que desconocen el padecimiento.
“Si tú estás sola puedes estar conmigo… si tú estás solo puedes quedarte conmigo”, es una de las frases emblemáticas de la historia, donde la relación de Ally con dos de sus compañeros, exalta el verdadero y más puro significado de amistad y lealtad a una corta edad.
En tanto, la figura del maestro que ha visto “algo diferente” en Ally, quien padece anorexia, otorga una enseñanza sobre el papel de la pedagogía y la importancia de ver a los alumnos como menores en formación y no “elementos del trabajo que te ha tocado desempeñar”.
Así la historia, sin duda alguna conmovedora, pone énfasis en el mensaje que “pensar de forma diferente”, puede hacerte descubrir lo brillante que puedes llegar a ser. Un homenaje a la inteligencia no convencional.
Donde cada personaje cuenta una historia distinta que se entrelaza a las demás, productos de personajes bien construidos y descritos. La familia de Ally la compone su madre, una mujer trabajadora que apoya a sus hijos y de los cuales se siente orgullosa sin importar que hagan.
Su hermano mayor Travis, tampoco le va bien en sus estudios, pero entiende de motores y la mecánica como si hubiese nacido con una llave inglesa bajo el brazo. Y el padre de Ally y Travis, un gran ausente, ya que es un soldado destinado en algún lugar del mundo, que transmite a sus hijos el amor por la colección de monedas y que, a pesar de estar lejos les deja buenos consejos.
A lo largo del texto, cuya lectura resulta fluida y exquisita, se conocerán las dificultades de los distintos personajes, lo que nos demuestra que aunque cada uno tiene su propio mundo interior, se puede encajar en el exterior.
Este libro también muestra una forma diferente y no tan común de impartir clases y lecciones, las cuales en el texto no parecen ser aburridas en los colegios de hoy en día, donde no vale tanto una calificación o estar callado y sentado, si no pensar, esforzarse y tener determinación, aprender que lo imposible es posible. Tener una idea.
Aunque es una lectura para todo público, la historia, como se menciona al inicio, es para todos los profesores y sobre todo para todos los niños que luchan tanto todos los días.
Una lectura ligera y entretenida que permite entender un poco mejor lo que ocurre en la cabeza de una brillante niña, que de acuerdo a la escritora, pide a gritos ayuda y hasta antes de su nuevo maestro, nadie la sabe escuchar.