Muchos atacan la consulta empujada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), sobre la decisión central de seguir o no con la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) o apuntalar instalaciones aeroportuarias que se conviertan en una red de traslado aéreo en la misma zona metropolitana más importante del país.
Uno de los aspectos centrales que más se cuestionan, es qué tanto importa a muchos mexicanos quienes nunca ni siquiera se han subido a un avión; decidir sobre tales inversiones. Es en realidad a ellos a quienes seguro más debería preocupar en qué se siga gastando el dinero público, ya que el Estado poco, muy poco les ha retribuido.
¿Cuántos se han preguntado que el no uso del transporte aéreo por la mayoría de los mexicanos, es en principio por una cuestión de poca capacidad económica para sufragar un gasto de ese tipo, por más ofertas se digan que existan?
Para millones de mexicanos, su preocupación primordial para transportarse no tiene nada que ver con los aires; sino con los transportes terrestres del día a día, ya no solamente largos, cansados, incómodos, tediosos, pues también lo son inseguros y violentados.
Es seguro que en la ecuación y en la decisión para construir un aeropuerto carísimo, nada tuvo que ver la realidad de carestía en que viven cada vez más y más familias en México.
Pero a nivel mucho menor, una familia con problemas para satisfacer sus necesidades más elementales; poco pensaría en invertir en un automóvil de lujo para trasladarse, aunque no tuviera para comer, ni para medicinas, ni para gasolina, ni, ni, ni…
El parangón no es técnico, ni económico, ni financiero, pero sí lógico.
México se ubica entre los países más inseguros del planeta, con más corrupción, con más carencias, con menos oportunidades: ¿En serio la prioridad es invertir miles de millones de pesos en un aeropuerto que dicen nos incentivará las inversiones y el desarrollo, como nos han dicho los funcionarios de la Administración Pública Federal, hasta el cansancio?
Qué tal que Enrique Peña Nieto nos dejara embarcados en este proyecto y como en la reforma energética y otras más, todo fueran reveses para el gobernador, el ciudadano, el trabajador, el inversor menor, los educandos…
Sólo cómo ejemplo: a los habitantes de Ecatepec, Estado de México, poco les importa la construcción de un aeropuerto; ellos claman seguridad de todo tipo, pero para eso, les dicen, no hay recursos.
Y no se trata de detener las obras de infraestructura, ni de las inversiones que tanto bien y movilidad le dan a cualquier mercado en el mundo. Pero parece que los mexicanos retrocedimos tanto, que el desarrollo es un brinco muy grande desde dónde nos encontramos.
Acta Divina… “En seis años, México logró ser referente en el mundo” presidente Enrique Peña Nieto.
Para advertir… Pero de inseguridad, violencia y sobre todo corrupción.