Uno de los temas económicos que en los últimos meses más alarmas ha prendido a nivel internacional es el acelerado incremento en el nivel de precios. Ante esta situación, el gobierno mexicano ha tenido a bien canalizar parte de los excedentes obtenidos por la exportación de petróleo, al subsidio de gasolinas, para contener la espiral inflacionaria, que en otros países ya alcanza cifras de dos dígitos.
Sin embargo, dada la complejidad del fenómeno económico, se requiere de la aplicación de medidas más radicales; es decir, de políticas que atiendan el problema de la raíz: desde la producción. En el caso concreto del aumento en el precio de los alimentos, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, (ONUAA, o más conocida como FAO), reporta que en lo que va de este año, los precios de los alimentos han superado los niveles registrados desde 1990, año en el que comenzó a publicarse el índice de precios globales, por parte de esta institución. Problema estrechamente vinculado con prácticas especulativas, si se toma en cuenta que los niveles de producción y las existencias de alimentos almacenados se ha mantenido relativamente estables, e incluso presentan un ligero aumento en las últimas décadas.
Como consecuencia de esta grave situación se pronostica que para el año 2050, cerca de 2000 millones de personas en el mundo no tendrán acceso a alimentos suficientes para su reproducción. Dato que nos obliga a pensar en soluciones reales para evitar este escenario. Para ello, es indispensable: 1) comenzar a develar la falsedad de quienes se dicen preocupados por esta crisis alimentaria, pero al mismo tiempo se presentan como acérrimos defensores de las (no más de diez) empresas multinacionales que hoy tienen dominada la producción de alimentos. 2) Trabajar en el fortalecimiento de nuevas redes de producción agrícola dirigidas satisfacer las necesidades alimentarias de la población, por encima de la urgencia frenética y constante de la máxima obtención de ganancias.
El primer punto nos invita a ser conscientes de que una de las expresiones del actual orden global ha sido la formación de intelectuales orgánicos a sus necesidades.
De ahí el reto que hoy tenemos de formar personas con la capacidad de generar y de construir la historia con direcciones opuestas a la lógica neoliberal que hoy atenta en contra de la reproducción social.
Respecto al segundo inciso, es de destacar el esfuerzo impulsado por parte del actual gobierno de nuestro país, para revertir la desarticulación en el sector agrícola nacional, producto de 40 años de políticas económicas neoliberales, a través de las reformas aprobadas en diciembre del año 2021 a las Reglas de Operación del Programa de Fomento a la Agricultura en México, dirigidas a garantizar y fortalecer la Soberanía Nacional mediante la propuesta de un sistema de rescate del campo mexicano y la búsqueda de autosuficiencia alimentaria; teniendo como eje de acción, la corrección de las disparidades económicas y sociales entre los productores.
Tarea por demás, titánica, considerando que uno de los efectos del neoliberalismo sobre el campo mexicano, fue la generación de un sujeto productivo individual, empobrecido y dependiente de insumos (importados) para la producción; pero que, de acuerdo con datos oficiales, se mantiene como el sostén de nuestra sociedad. Para ponerlo en cifras, el 54 por ciento del valor de la producción agrícola en México, y el 85 por ciento del empleo en el medio rural lo generan las pequeñas unidades productivas.
Dicho lo cual, si el propósito es pensar y trazar políticas efectivas para el combate a la escalada de precios, un buen punto de partida se encuentra en modelo alternativo de producción impulsado por la Subsecretaría de Autosuficiencia Alimentaria que busca generar un nuevo sujeto productivo agrícola, que desarrolle sus actividades bajo un modelo agroecológico a partir de lo local, con prácticas colectivas. Pues solo produciendo de manera autosuficiente nuestros productos, seremos inmunes a las prácticas especulativas que hoy se presentan a escala mundial.