Por: Valentina Pérez Botero
@vpbotero3_0
Les dicen wachigays por gustarles la cumbia villera, pero ellos no se reconocen ni parte de un grupo ni como un todo homogéneo, son simplemente jóvenes queer de clases populares que en las noches se introducen en el corazón del Buenos Aires de clase alta a bailar.
Wachi por el grupo de los Wachiturros que popularizó ese tipo de música y gays porque como dice la bandera a la mitad de la pista del Cerrito es “La catedral gay de la cumbia” el lugar donde los putos y las tortas –lesbianas- se reúnen en una combinación de antro homosexual y los espacios de baile hetéreo.
En el reportaje de Paula Bistagnino y Cecilia Palmeiro “Tortas, putos y cumbieros” las periodistas condensan el nuevo escenario gay en Argentina y plasman la declaración de uno de los wachgays “Somos negros, putos y cumbieros”.
Sólo nueve años después de que los países bajos legalizaran el matrimonio entre personas del mismo sexo, Argentina se sumó en 2010 y se convirtió en el único país latinoamericano que hasta la fecha reconoce este derecho de la comunidad LGBTTTI a nivel nacional.