El Fondo de Desastres Naturales (Fonden), creado en 1996 para responder a emergencias, terminó convertido en un mecanismo lento, opaco y burocrático, incapaz de atender con rapidez a quienes más lo necesitaban.
Así lo reveló la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, al detallar que este fideicomiso tardaba hasta 120 días en reaccionar ante desastres, con procedimientos que se extendían por semanas antes de liberar los recursos.
Burocracia antes que auxilio
“Tardaban hasta dos meses, 120 días para atender emergencias y comenzar las obras de reconstrucción”.
Así lo explicó la titular de la dependencia, Raquel Buenrostro Sánchez, al exponer el histórico funcionamiento del fondo.
De acuerdo con el esquema que estuvo vigente por años, se requerían mínimo 42 días hábiles para completar cada trámite:
- 3 días para que el estado solicitara la declaratoria de desastre,
- 3 días para que la Secretaría de Gobernación emitiera el dictamen,
- 1 día para instalar el comité de evaluación,
- 10 días para cuantificar los daños,
- y hasta 25 días adicionales para gestionar, autorizar y liberar los recursos.
“Por el tiempo que tomaban los trámites, la ayuda llegaba cuando la gente ya había perdido todo”, resumió Buenrostro.
Reglas confusas y recursos opacos
Durante la Mañanera del Pueblo de este viernes 24 de octubre, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum, la funcionaria recordó que el Fonden nació en 1996 y en 1999 se convirtió en un fideicomiso que operaba sin reglas claras de transparencia.
“El Fonden tenía una regla: la Federación daba dinero solo si el estado o el municipio daban dinero. Si no aportaban el 50%, el gobierno federal no participaba”, explicó.
Esa condición, junto con los filtros administrativos impuestos entre 2000 y 2009, volvió burocrático e ineficiente el mecanismo, que además concentraba los recursos en obras públicas y servicios, dejando sin atención directa a la población afectada.
“Prácticamente, el recurso se destinaba a bienes y servicios públicos y la ayuda que llegaba a personas era nula”, subrayó Buenrostro.
Irregularidades y opacidad
La Secretaría Anticorrupción recordó también que durante su operación se detectaron irregularidades en el manejo de recursos en casos como las inundaciones en Veracruz y Tabasco o el sismo de 2017, donde los apoyos tardaron en llegar o nunca se comprobaron del todo.
Para corregir esas deficiencias, se creó una figura de Apoyo Parcial Inmediato (API), con el objetivo de adelantar recursos antes del cierre de los dictámenes, pero el esquema seguía dependiendo de autorizaciones centralizadas que demoraban las respuestas.
Del Fonden a la respuesta inmediata
En 2010, el fondo fue modificado para que la Federación pudiera aportar hasta el 50% de los recursos sin requerir aportaciones estatales o municipales, aunque las demoras persistieron. Finalmente, en 2021 el Fonden fue eliminado, dando paso a un modelo de atención directa con recursos federales inmediatos.
De acuerdo con la Secretaría Anticorrupción, la desaparición del fideicomiso cerró un ciclo de discrecionalidad y lentitud, sustituyéndolo por mecanismos más ágiles y coordinados entre dependencias federales y gobiernos locales.
Un fondo que no llegaba a tiempo
La historia del Fonden dejó claro que la burocracia puede ser tan devastadora como el desastre mismo. Con trámites que tardaban semanas y reglas que excluían a comunidades enteras, el fondo terminó siendo un sistema que respondía con papeles, no con ayuda.
Hoy, el gobierno federal asegura que el nuevo modelo busca evitar esos vacíos, actuando de inmediato ante cualquier emergencia, sin intermediarios ni fideicomisos opacos.


