Por Citlali Santos
Se sabe que los primeros preservativos eran tripas de animales con algún extremo atado, por lo que brindaban poca protección y sensaciones.
La leyenda del rey Minos cuenta sobre el uso de vejigas natatorias, pescado o cabra que retenían el semen.
Otra referencia literaria sobre el uso de preservativos está en el libro ‘De morbo gallito’ de Gabriel Falopio, médico italiano del Siglo XIV.
Datan de hace 450 años y fueron encontrados durante las excavaciones que se realizaron en el castillo de Dudley, Inglaterra.
Estaban hechos de intestinos de animales, cocidos de un extremo y del otro poseían una cinta para sujetarlos al pene, eran finos como los de hoy en día, pero mucho más angostos. Median 34 mm de ancho, actualmente 52mm.
Hay otros registros de condones de tela que tenían como objetivo evitar el contagio de sífilis, éstos solo cubrían el glande. No eran efectivos y dejaron de usarse.
La gente con capacidad adquisitiva o quienes se dedicaban a la prostitución, eran los usuarios más frecuentes.
Por su parte, los japoneses usaban el ‘Kawagata’ o ‘Kyotai’, un condón hecho de cuero fino; y el ‘Kabutogata’ otra variante de condón realizado del caparazón de tortuga o de marfil.
Respecto a su denominación ‘condón’, se le atribuye a un médico del Rey Carlos II de Inglaterra llamado Dr. Condom.
Medía 20 centímetros y tenía dibujada a una religiosa semidesnuda designando a su amante entre tres eclesiásticos en erección.
En 2011, investigadores del Archivo Histórico Nacional de Toledo, encontraron condones de 200 años de antigüedad.
Median 21 cms. y eran de intestino de cerdo y de cordero. Para usarlos se tenían que remojar previamente con leche.
Después de su uso se desinfectaban con agua tibia y se rellenaban con talco o fécula de papa hasta su siguiente utilización.
Actualmente hay condones de látex y poliuretano, para mujer, de diferentes colores, sabores y texturas. La tecnología ha contribuido a este resultado.
Además, son accesibles para gran parte de la población. Y son el método más efectivo para prevenir una ITS o un embarazo no planeado.