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Del #FueraPeña al #RenunciaYa

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Por: Ivonne Acuña Murillo

Después de los eventos del viernes 11 de mayo, en el contexto del proceso electoral de 2012, en que estudiantes de la Universidad Iberoamericana declararon su rechazo a la candidatura presidencial de Enrique Peña Nieto, mismo que quedó consignado en la frase “La Ibero no te quiere”, el movimiento social juvenil conocido como #YoSoy132 dio origen a una serie de marchas anti Peña, una de cuyas frases centrales fue “Fuera Peña”.

Este 15 de septiembre la frase reaparece con una variante, la primera vez surgió como protesta por la visible construcción mediática de un candidato a la presidencia de la República y su imposición por parte de la principal televisora mexicana, Televisa, ahora resurge después de cuatro años de gestión del candidato así construido. Esto es, lo que se veía venir ocurrió.

Si la primera vez el “Fuera Peña” fue motivado por la sospecha en torno a un personaje que había dado muestras de su incapacidad para ocupar un cargo de tal responsabilidad, hoy es resultado de la constatación del fracaso de un gobierno que bien ya podría ser calificado como “fallido”, ante la falta de resultados positivos en la resolución de los principales problemas del país: corrupción, bajo crecimiento económico, pobreza, desigualdad, violencia e inseguridad, entre otros. Esta evidencia lleva a una segunda consigna “#RenunciaYa”.

“#RenunciaYa” es el grito de la que podría ser la primera de una serie de marchas para exigir la renuncia de Peña Nieto a su encargo de presidente de la República. El evento tuvo lugar el pasado 15 de septiembre, fecha en que se celebra el inicio de la gran gesta heroica conocida como Independencia y en la que se reproduce cada año el grito con el que el Cura Hidalgo llamó a luchar por la independencia de la Nueva España.

La fecha no fue elegida al azar sino con intención de hacer presencia justamente unas horas antes del evento oficial encabezado tradicionalmente por el presidente de la República en el Zócalo de la Ciudad de México, en una caminata que partió precisamente del Ángel de la Independencia, lugar que en los últimos años se ha convertido en el sitio de reunión por excelencia cuando de asuntos públicos de relevancia se trata, y que tenía como propósito llegar a la plancha del Zócalo, aunque el sitio ya había sido asegurado días antes, tanto por el Estado Mayor presidencial como por la policía capitalina, para la realización del tradicional acto conmemorativo.

Unas horas antes de la marcha la secretaria de gobierno de la Ciudad de México, Patricia Mercado, afirmó en entrevista que la marcha difícilmente alcanzaría a los mil manifestantes pues la convocatoria se derivó de una discusión en redes sociales. Como siempre en toda manifestación las cifras varían, en el portal de Animal Político se sostiene que del Ángel partieron unas 1200 personas y que en el camino se fue uniendo más gente, de manera que cuando la vanguardia de la marcha, encabezada por los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, seguidos por campesinos de San Salvador Atenco con machete en mano, a su vez cobijados por la brigada humanitaria Marabunta, llegaba a la Glorieta de Insurgentes, los últimos contingentes apenas partían del Ángel, lo que se traduce en una marcha de cerca de un kilómetro de longitud. Es relevante mencionar que dispersos a lo largo de la manifestación, marcharon varios ex representantes estudiantiles del extinto movimiento #YoSoy132.

Poco más tarde, en una estación de radio se reportaba que la marcha se extendía desde el monumento a Colón hasta Avenida Juárez. Finalmente, el periódico La Jornada consignó una asistencia de 5000 personas. Cifra pequeñísima en comparación con la magnitud de la petición. Por supuesto, ante el intento de Mercado por minimizar la asistencia a la marcha, no faltó la consigna de “no somos uno, no somos dos, pinche gobierno cuéntanos bien”.

Al llegar a la altura del Palacio de Bellas Artes la marcha se detuvo ante la presencia de cientos de granaderos que, agrupados en filas reforzadas por autobuses y tanquetas policiacas, impidieron el paso de los manifestantes. Por dos horas, éstos últimos trataron en vano que la policía capitalina les permitiera continuar caminando, ejercer su derecho a la libre manifestación y llegar a la plaza pública número uno del país. Por supuesto, eso no ocurrió, el Zócalo ya estaba “tomado” por las personas que “espontáneamente” se congregaron para la celebración del Grito.

Esa “espontaneidad” se vio apoyada por la misma policía que vigilaba el paso de cientos de “espontáneos” que caminaban también a la par de los manifestantes rumbo al Zócalo capitalino, después de bajar de los autobuses que los habían traído del Estado de México, Hidalgo y Querétaro.

De acuerdo con información de Revolución TRESPUNTOCERO, a las seis de la tarde un grupo de autobuses con la leyenda “Vivir mejor”, y que estaban repletos de personas con un atuendo rojo, se desplazaron por el carril lateral de Reforma con dirección al Zócalo, lo que enardeció al contingente que cambió la consigna de “no nos mires únete”, a “acarreados”, “acarreados”, “acarreados”.

Los camiones con “espontáneos” llegaron por decenas y ya desde las 2 de la tarde se les vio en otros lugares como las Avenidas de Hidalgo y Tlalpan, según reporte de Animal Político. De los vehículos descendieron hombres, mujeres, niños, niñas, personas de tercera edad algunas de las cuales vestían prendas rojas, verdes o blancas y que portaban una etiqueta en el pecho o una pulsera con la leyenda “Aniversario del Inicio de Independencia de México 1810-2016”, misma que se podía leer en el parabrisas de los camiones en los que habían sido transportados. Al bajar les entregaban una bolsa o recipiente con un sándwich o torta, un jugo y, en ocasiones una fruta. De acuerdo con testimonios recogidos por el mismo sitio de Internet, a las personas les ofrecieron días de salario o dinero en efectivo, además del refrigerio y el transporte.

Las primeras personas en llegar fueron colocadas en la parte más cercana al balcón presidencial, las mismas que, horas después, respondieron “animadamente”, como se pudo escuchar y observar por radio y televisión, al “Viva” de Peña al momento del Grito.

Los “espontáneos” fueron animados por el grupo musical los Ángeles Azules, el trío Pandora, Lucero y la Trakalosa. Así que, al refrigerio, el transporte y el dinero se sumó un espectáculo que la gran mayoría de los asistentes no podrían pagar.

El evento recordó lo mejor de los años del PRI de los años 60 y 70, en los que las personas de bajos recursos, al más puro estilo priista, llenaban las plazas públicas, en especial el Zócalo de la capital del país para aplaudir los logros del presidente en turno. En aquella época los espacios públicos eran ocupados por el gobierno y las manifestaciones públicas de los diversos grupos sociales en contra de alguna política o decisión gubernamental eran rechazadas y, muchas de las veces, reprimidas. La toma del Zócalo por parte de los estudiantes del ’68, fue el primer paso para que la ciudadanía poco a poco fuera ganando esos mismos espacios.

De pronto, con la llegada del PRD a la ciudad en 1997, el Zócalo se convirtió en el lugar por excelencia para la actividad pública de una ciudadanía cada vez más informada, consciente y demandante. Paradójicamente, ese mismo partido llevó a la jefatura de gobierno a un candidato externo que desde 2012 ha cancelado ese derecho, por “las buenas” al ocuparlo todos los días del año con eventos varios o por “las malas” de manera autoritaria y represiva, haciéndole el trabajo sucio al partido gobernante.

Es así que éste 15 de septiembre el grito de independencia se mezcló con los “Fuera Peña” y los “RenunciaYa”, en una fiesta cívica fuera del Zócalo y otra desangelada y acartonada representación obligatoria dentro de él. La primera es muestra de un México que ya cambió y busca abrirse paso entre los restos de un modelo político decadente, y la segunda de un gobierno en crisis y de un régimen caduco que se resiste a morir y no puede abandonar las viejas prácticas del acarreo y la simulación que ya forman parte de su naturaleza.

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