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Descontento ciudadano ante un gobierno decepcionante

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A unas horas de que se conozcan las cuentas sobre la marcha de la República en el III Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto, persiste la incertidumbre de cómo habrá de lidiar el mexiquense con el descontento ciudadano ante un gobierno que no ha cumplido con las expectativas que generó en prácticamente todos los renglones de la vida nacional, particularmente en economía, seguridad, aplicación del Estado de derecho, y combate a la pobreza y la desigualdad. La percepción de los trabajadores mexicanos es que su situación ahora es peor que con los gobiernos panistas, que la inseguridad se mantiene en todos los renglones, y que en educación y salud se vive la misma situación que con las administraciones anteriores.

El gobierno de Peña Nieto, a la mitad del sexenio, se ha destacado en política social pero por “mover a México” hacia la pobreza, como lo confirman las propias cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Banco de México, y las evaluaciones del Coneval. La economía está en un bache, no crece a los ritmos que se prometieron en campaña y al aprobar los paquetes económicos de los últimos dos años. Las reformas estructurales aprobadas a espaldas al pueblo y con la complicidad del PAN y PRD con el PRI y PVEM, así como el Panal, no han dado los resultados pregonados. La economía se sigue desacelerando. El crecimiento promedio del PIB en la actual administración es apenas de 1.8 por ciento, muy lejos del 5 por ciento prometido por Peña Nieto en su campaña presidencial.

Y la situación sigue empeorando: en el segundo trimestre de este año el PIB registró un crecimiento de 2.2% anual real, inferior al 2.9% del segundo trimestre de 2014 y también inferior al 2.6 por ciento del primer trimestre de 2015. Para este año la Secretaría de Hacienda y Crédito Público espera un crecimiento de 2.2% del PIB, muy por debajo de las expectativas generadas cuando se aprobó el paquete económico de este año. Mes tras mes, conforme se deteriora el comportamiento de las actividades productivas del país y se complica el panorama internacional, las autoridades hacendarias y del Banco de México, así como los organismos económicos internacionales y los analistas privados, disminuyen su estimación del crecimiento de la economía mexicana para este año, que si bien nos va superará el 2 por ciento del PIB.

La reforma fiscal peñanietista ha golpeado a las actividades productivas, que tienen un débil desempeño; las actividades secundarias, construcción, industria manufacturera y minería, se contraen; las exportaciones no petroleras están estancadas; la producción petrolera sigue a la baja, y para completar el cuadro el precio internacional del petróleo continúa disminuyendo y con ello los ingresos del gobierno federal por este rubro, lo que lo lleva a “apretarse el cinturón”. Las actividades terciarias, servicios y comercio, han tenido un mejor desempeño, pero no ha sido suficiente para impulsar la economía en general. Para acabarla de amolar, el manejo del gasto público ha sido errático desde que arrancó esta administración.

Lo peor es que en materia económica se sigue haciendo lo mismo que desde hace 30 años, con lo que se ha alcanzado el mismo resultado: bajo crecimiento, mucha desigualdad e incremento de la pobreza, más de 2 millones de mexicanos más, que golpea a los más necesitados. De los 12 millones de habitantes mayores de 65 años la mitad vive en situación de pobreza, uno de cada cuatro padece carencia alimentaria y 60 por ciento está en rezago educativo, esto a pesar de los programas sociales para la tercera edad, que tanto presume Enrique Peña Nieto.

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