- La Asamblea Nacional ya había aprobado previamente una reforma al artículo 5 de la Constitución para faciliar el retorno de las bases militares, paso que precedió a esta consulta ciudadana.
En una clara expresión de descontento con la agenda de seguridad promovida por el presidente Daniel Noboa, los ecuatorianos votaron mayoritariamente “no” en el referéndum del 16 de noviembre para permitir la instalación de bases militares extranjeras en el país. Según datos preliminares del Consejo Nacional Electoral, alrededor del 60.41 % de los votos se opuso a la medida.
La consulta se realizó en un contexto de crisis de seguridad: el Gobierno planteó que la apertura a bases externas sería una herramienta para combatir el narcotráfico, señalando la cooperación internacional como clave para desmantelar redes criminales.
Al mismo tiempo, en la misma consulta popular, se rechazó la propuesta de convocar una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Constitución. El “no” alcanzó un 61.76 %, según el conteo parcial.
Los ecuatorianos fueron convocados de forma obligatoria —se estimaron cerca de 13.9 millones de votantes— para responder también si aceptaban eliminar el financiamiento público a los partidos políticos y reducir el número de legisladores en la Asamblea Nacional.
La Asamblea Nacional ya había aprobado previamente una reforma al artículo 5 de la Constitución para faciliar el retorno de las bases militares, paso que precedió a esta consulta ciudadana.
El rechazo popular representa un revés importante para Noboa, quien había argumentado que con este cambio podría fortalecer su lucha contra el crimen organizado. Sin embargo, una parte significativa de la población expresó preocupación por la soberanía nacional y la presencia militar extranjera en el territorio.
El resultado pone de manifiesto la cautela social frente a acuerdos de seguridad internacional, al tiempo que refuerza la demanda de herramientas internas para afrontar los desafíos de violencia sin ceder control a potencias externas.


