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El ascenso e impunidad de la familia Peñaloza

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En 1994, el país vivía un tiempo complicado económicamente hablando, pero esa no era la situación de David Peñaloza Sandoval y su esposa Adriana Alanís de Peñaloza, quienes entraron a la lista Forbes ese año para ocupar el lugar número 20 de los mexicanos más acaudalados con una fortuna calculada en mil millones de pesos.

Su empresa TRIBASA (Triturados Basálticos SA de CV) pasó de ser una pequeña empresa familiar que reportaba pérdidas por 1,704 millones de pesos viejos el último año del gobierno de Miguel de la Madrid, a ser de las empresas consentidas en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y en solo tres años, convertirse en la segunda constructora más importante del país, sólo superada por ICA, pero convertida en un holding (Grupo Tribasa, SA de CV) que controlaba 44 empresas.

Eran tiempos de inexplicable prosperidad para la familia Alanís Peñaloza cuyo poder económico se veía reflejado en la estrecha relación con la clase política mexicana al sacar provecho de la relación que tenían con el presidente Salinas y con su hermano Raúl Salinas de Gortari.

Años después empezaron los problemas para TRIBASA que incluso fue rescatada por el gobierno de Ernesto Zedillo, por medio del Fobaproa, luego de caer en una situación de insolvencia por  supuestos “errores de cálculo” en la construcción de las carreteras que la llevó a endeudarse más allá de lo que podía solventar, Tribasa se encontraba en graves problemas

Cuando el PRI perdió la presidencia de la república en el año 2000, la red de complicidades que beneficiaban a la familia Peñaloza Alanís se desmoronó y empezaron los problemas para David Peñaloza Sandoval, el 3 de mayo de 2001, la Bolsa Mexicana de Valores, decidió suspender la cotización de Grupo Tribasa por no presentar la información financiera correspondiente al cierre del año 2000.

En marzo de 2002 Tribasa se declaró en concurso mercantil y en agosto el mismo año, David Peñaloza Sandoval fue detenido en España cuando intentaba cruzar a Francia en un auto de lujo porque en México era acusado por fraude en contra de NAFIN por casi 30 millones de dólares  y también de evasión fiscal, además de ser requerido judicialmente en Estados Unidos por realizar operaciones fraudulentas en la Bolsa de Valores de Nueva York, relacionadas con el quebranto de Nacional Financiera.

En el 2003, Peñaloza Sandoval fue extraditado a México y salieron a la luz diversas acusaciones de la familia política de Peñaloza Sandoval de despojarles del patrimonio familiar que consistía en la fábrica de chocolates Turín y de las marcas y patentes asociadas a la misma gracias a su relación con Raúl Salinas de Gortari.

A pesar de todo lo anterior, en el 2004, NAFIN otorgó el perdón a TRIBASA y a Peñaloza Sandoval, a cambio de la entrega de un paquete de acciones de ITA, que controlaba el Grupo Aeroportuario del Sureste, evadiendo de esa manera la acción penal en su contra.

En diciembre de 2005, Grupo Tribasa decide cambiar de nombre a Promotora y Operadora de Infraestructura (PINFRA) para regresar a cotizar nuevamente en la Bolsa Mexicana de Valores y posteriormente pasó a ser dirigida por el hijo de David Peñaloza Sandoval, David Peñaloza Alanís.

Con el regreso del PRI al poder, Pinfra se ha visto grandemente beneficiado con millonarios contratos a distintos niveles de gobierno apalancados por sus relaciones con la clase política, es así que a pesar de su negro historial, sigan siendo beneficiados con contratos millonarios y gozando de total impunidad.

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