El sábado 22 de marzo comenzó una nueva fase en la guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia. Un grupo de 4 o 5 hombres armados irrumpieron en el auditorio Crocus City Hall en las afueras de Moscú, disparando a mansalva y arrojando granadas contra los asistentes. Unas seis mil personas quedaron atrapadas. El resultado hasta ahora son 144 víctimas mortales y 164 heridas, además del edificio destruido. La derrota inminente de Ucrania y la disminución paulatina de recursos ha conducido a su gobierno a promover acciones de guerra irregular cada vez más desesperadas.
Si en política no hay casualidades, en la guerra menos. Todavía seguían los disparos en Rusia cuando Estados Unidos ya anunciaba la autoría del atentado y remitía a una publicación atribuida a ISIS, la franquicia mercenaria que se hace llamar genéricamente Estado Islámico. En este caso sería el llamado ISIS-Khorasan (ISIS persa).
Zelensky, por su parte, antes que cualquier declaración rusa, se apresuró a negar la participación de Ucrania en los hechos y acusó a Putin de perpetrarlos para fortalecerse. Llama la atención la velocidad con que han resuelto el caso, aunque sea con absurdos y ridículos, como el de Zelenski, o con medias verdades, como las de EUA y RU. La propaganda se hace cargo de hacerlos verosímiles.
De cualquier manera, es clara la intención: evitar que Rusia culpe a Ucrania y tome represalias a gran escala. Sin embargo, la realidad se impone. Al señalar a ISIS, Estados Unidos se inculpa. En 1997 Zbigniew Brzezinski reconoció que crearon al Talibán para destruir la URSS. “Valió la pena”, aseguró, como lo han dicho Barack Obama y por supuesto Hillary Clinton para justificar que han seguido auspiciando no sólo a ISIS, sino a infinidad de grupos y facciones que operan lo mismo en Senegal que en Siria o Kirguistán.
Las fuerzas de seguridad rusa ubicaron a los terroristas y los rastrearon hasta la frontera ucraniana, donde fueron detenidos. Se trata de cuatro milicianos de origen tayiko. El líder del grupo cuenta con pasaporte ucraniano y, al parecer -falta confirmación oficial- uno de ellos habría formado parte del grupo yihadista del batallón Azov en la zona Jerson, en Ucrania, y antes había luchado en Afganistán y en Siria con milicias de ISIS (probablemente Al Nushra). Desde el comienzo de la guerra en 2014, las actividades de reclutamiento de “voluntarios” por parte de la OTAN y aliados ha ido en aumento. Sin embargo, parecen haber puesto el foco en las reservas islámicas de Asia central ante la disminución de mercenarios occidentales, que han sido diezmados en batalla.
Los milicianos detenidos intentaron entrar a Ucrania por la zona de Briansk, entre Kursk y Belgorod, hacia donde se ha desplegado la contraofensiva regular e irregular ucraniana contra las fuerzas rusas. Ahi opera el ejército ucraniano, brigadas de “voluntarios internacionales” junto con varias milicias rusas, como la Legión Libertad de Rusia, formada por exmilitares rusos, y el Cuerpo de Voluntarios Rusos, formada por mercenarios reclutados en diversas exrepúblicas soviéticas.
Con las graves derrotas en el frente de guerra -pérdida de Avdiivka-, Ucrania redirigió sus esfuerzos hacia la frontera nororiental con Rusia recurriendo incursiones con tomas temporales de poblados y pequeñas ciudades, así como sabotajes a instalaciones estratégicas, la central nuclear de Kursk y otras instalaciones de energía eléctrica y depósitos petroleros. Para realizar estas operaciones, se han apoyado justamente en la milicias iregulares más que en fuerzas del ejército.
Adicionalmente, hay antecedentes que no se pueden soslayar. Victoria Nuland, en su despedida como subsecretaria de Estado a principios de este mes, anunció que Rusia sufriría algunas “sorpresas”. Nuland fue la operadora del golpe de Estado en Ucrania que impuso al regimén fascista que comenzó la guerra en 2014 y que hasta hoy domina ese país.
Adicionalmente, el 7 de marzo, Estados Unidos y el Reino Unido emitieron una alerta de seguridad a sus connacionales en Rusia para “evitar áreas públicas concurridas que incluyen salas de concierto”, como reza, literal, el mensaje. Violando tratados internacionales sobre terrorismo, ninguno de los dos gobiernos brindaron información a Rusia sobre sus alertas. Ese mismo día, el líder del grupo terrorista visitaba la sala de conciertos que atacaría este sábado, como ha descubierto la investigación rusa.
Por otra parte, el modus operandi tampoco corresponde con el de las brigadas de ISIS, lo que tampoco significa que no puedan tener vínculos. Colindante con Afganistán, Tayikistán es una de la exrepúblicas soviéticas con población musulmana predominante. A la caída de la Unión Soiviética se desató una guerra civil que duró hasta finales de los años noventa y ocasionó una fuerte emigración hacia Afganistán, donde prosperaban diversos grupos radicales islamistas, principalmente suníes wahabitas, entre ellos ISIS y Al Qaeda. Muchos tayikos se sumaron a ellas. Es probable que los atacantes de Moscú hayan sido reclutados mediante los operadores del Cuerpo de Voluntarios Rusos, afiliado a las fuerzas ucranianas y que tienen vínculos con esos grupos. De ahí el intento de ingresar a Ucrania por la zona donde éste opera. El vínculo es inocultable.
Por otra parte, al atentado en Moscú se sumaron el mayor ataque de artillería, cohetes y drones contra blancos civiles y militares en Crimea, realizado el domingo 23, y una serie de bombardeos a Belgorod y otras ciudades menores, así como sabotajes a instalaciones energéticas a lo largo de la frontera nororiental.
Por ahora, Rusia realizó un ataque simultáneo a varias ciudades ucranianas, entre ellas Odesa, Karkov y Kiev, en donde dañó severamente la sede de los servicios de seguridad. Destruyó también parte de la infraestructura eléctrica estratégica que hasta ahora no había dañado, lo que afectará a la mitad del país.
Es claro que la OTAN, con Estados Unidos a la cabeza, ha apostado por el escalamiento de la guerra en sus dos flancos principales: Ucrania y Palestina. Es claro que seguirá usando a sus fuerzas proxies contra Rusia, sumando a cualquiera de las sucursales de ISIS (el martes se frustró un atentado cerca de San Petersburgo) y facilitando el genocidio en Gaza. Ucrania, por su parte, cada vez más desesperada, intenta involucrar directamente a los países de la OTAN en la guerra, la única posibilidad de mantenerse en pie.