Pigmentos bajo la epidermis, rayas, tatoos, mehandis, o mundialmente conocidos como tatuajes, los dibujos en el cuerpo han pasado por muchísimas culturas alrededor del mundo.
Por Pablo Hernández
Desde la Polinesia sus antiguos guerreros se tatuaban después de cada batalla, en Egipto fue utilizado por las mujeres como un elemento protector, en Japón llegaron a estar tan de moda que hasta un emperador los uso, pasando por la Alemania nazi que marcaba a sus presos tatuándolos, y los indígenas del centro y norte de América también les dieron uso como parte de ceremonias o rituales religiosos.
Es una controversia para el mundo entero desde hace cientos de años la práctica del tatuaje. En nuestra civilización occidental, y sobre todo en Latinoamérica estas prácticas son vistas por la mayoría de mala manera y en muchos casos son asemejadas con la delincuencia, aunque es importante reconocer que en los últimos años se ha acentuando su uso entre los jóvenes latinoamericanos.
Jóvenes tatuados
Para Maria Passerini, joven venezolana, los tatuajes no son bien vistos por la sociedad, sin embargo, cree que poco a poco ha ido tomando terreno, “la gente representa los tatuajes con la cárcel, con gente mala, con malandros (delincuentes), porque es una práctica constante en este tipo de personas, pero creo que ya la gente lo está tomando más en cuenta no es tan así de malo, aunque también depende mucho de lo que la persona se va a tatuar”.
Passerini además considera que los tatuajes deben significar algo importante para la persona que los tiene, “los tatuajes son para adornar el cuerpo, aunque se puedan ver o no tienen que tener un significado, si te lo haces porque está de moda o porque te quieres sentir sexy, pues no me parece, siempre tiene que significar algo, siempre debería representar algo”.
Por su parte, Juan Martínez, joven cineasta venezolano, afirma que su primer contacto con los tatuajes se dio en los noventa a través del cine y la televisión. Considera que los tatuajes son un elemento muy personal e indefinible al afirmar que “hay personas que se tatúan para homenajear cosas o momentos, hay personas que lo hacen para diferenciarse del resto de los individuos, otros para ser rebeldes, es por eso que, tatuarse es algo muy subjetivo y darle un único significado sería muy egoísta para la población tatuada en general”.
Jóvenes en desacuerdo con el tatuaje
Una gran masa de jóvenes alrededor del mundo están en desacuerdo con la usanza del tatuaje; algunos de ellos orientados por valores familiares, los cuales en numerosos casos están vinculados estrechamente con la religión tradicional popular.
“No estoy de acuerdo con el tatuaje, indistintamente de la forma o el modelo, pues estos alteran el estado natural de la piel. Nosotros podemos ver un tatuaje en un persona, mas no sabemos el resultado que se produce internamente en ella, es decir, no sabemos si lo que le inyectan producirá algún tipo de daño a su salud”, así lo afirma Jenyse Báez, joven claramente en desacuerdo con el uso del tatuaje.
Además Báez cita un pasaje de la biblia muy básico que dice “todo me es lícito, mas no todo me conviene”, a través de este fragmento bíblico ella nos explica como toma su iglesia cristiana evangélica el uso del tatuaje, “todo lo podemos hacer, ahora hay que evaluar si me conviene o no, evaluar si me hará un bien o me hará daño, esto nosotros lo aplicamos para todas las cosas que suceden en este mundo, incluso para el tatuaje”.
El tatuaje y su “permanencia”
Aunque ciertamente el tatuaje altera el cuerpo, este mismo y ha evolucionado en los últimos años; la utilización de nuevos pigmentos de carácter vegetal, nuevas máquinas de tatuajes, y la elaboración de unas normativas tacitas y universales a la hora de su elaboración buscan disminuir los riesgos en cuanto a la salud de la piel.
Dobrila Djukich, profesora e investigadora en ciencias humanas de la Universidad del Zulia, al occidente de Venezuela, realizó junto a un equipo, una investigación llamada “Fragmentaciones del Cuerpo: el Discurso del Tatuaje”, dicho proyecto arrojo interesantes conclusiones entre ellas: “La decoración del cuerpo en occidente, más específicamente en Venezuela, es un reflejo del paradigma moderno: luchar contra el tiempo, librarse del aburrimiento, encontrar tendencias alternativas”. “Es un negocio lucrativo y con popularidad. La gente lo acepta. Va en aumento”. “Los tatuados son estigmatizados por el resto…”. Y quizás la más interesante afirma que “Probablemente en el futuro, la cerca le sea impuesta a los no tatuados”.
Para algunos son malos, para otros son buenos, lo cierto es que el tatuaje en los últimos años ha tenido un crecimiento significativo en nuestra cultura, cada día más y más jóvenes rayan sus cuerpos dejando huella de algo significativo para ellos, o simplemente por mera estética o moda. Muchas familias de América Latina ven el tatuaje como un tabú, pero probablemente en el futuro el tabú será, no estar tatuado.