I.- Peña y sus peñistas, incluyendo a Chuayffet, todavía prepotente secretario de Educación –cada vez más privada y menos pública, laica y nada gratuita–, ya encuadran en aquella frase griega que reza: “Los dioses ciegan a los que van a perder”. A ésta, el escritor Andrés Henestrosa (1906-2008) le agregó: “pero antes los apendeja un poco”. Los peñistas ya nada tienen que hacer en la Presidencia, pues el detonador de Tlaltaya-Ayotzinapa vino a ser la gota que derramó el vaso de la crisis que vivimos. La Nación rechaza la impunidad y corrupción de la clase gobernante, y la ambición de los ricos empresarios y banqueros; hay revueltas estudiantiles, protestas campesinas, indígenas, de desempleados y estudiantes rechazados cada año por amañados exámenes de admisión. Y no para el desafío de las delincuencias que se han rebelado contra el gobierno, y contra la sociedad civil que quiere vivir en paz social y no con la soga al cuello de los secuestros, desapariciones, feminicidios y cobro de “impuestos” por trabajar; ni con el patrullaje de los militares quienes, en sus enfrentamientos contra las delincuencias, también disparan sin importar si lo hacen contra inocentes.
II.- Por ejemplo, en las pláticas de los funcionarios que representan a Chuayffet ante la asamblea de los politécnicos: los señores Fernando Serrano y César Becker –para citar a dos de ellos– se han comportado como dos apresurados enviados que quieren imponer sus puntos de vista en un diálogo que debe dar solución a las demandas estudiantiles, dado que éstas son racionales y buscan elevar la calidad escolar de la institución creada por el régimen de Lázaro Cárdenas, quien promovió las Normales Rurales para formar profesores que se ocupen de lugares donde otros maestros no quieren ir y sobre todo, donde sobreviven los mexicanos más marginados. En las conversaciones televisadas se vio a un Becker que se llevaba las manos a la cabeza, molesto, irritado y a punto de encolerizarse. Y el señor Serrano los calificó de “protagonistas”. Pero ambos parecen un par de autoritarios, queriendo cumplir las arbitrarias órdenes de su jefe.
III.- Becker y Serrano no fueron a escuchar. Quisieron llevar la voz cantante y los politécnicos no se dejaron intimidar. Les dijeron que quieren compromisos, si es posible, notariados, ya que ni ellos ni los demás mexicanos les creemos a los funcionarios. La falta de credibilidad es total, para los funcionarios que han pervertido las leyes y creyéndose aquello de: “El Estado soy yo”, quieren seguir con la tradición del presidencialismo autoritario y decretar el regreso a clases. Pero el paro estudiantil es su arma de lucha democrática directa; al tú por tú, con funcionarios que causaron la crisis del Politécnico y no resolvieron el Pliego presentado a Osorio Chong. Quien cerró la Normal de Hidalgo cuando fue desgobernador. Los funcionarios han estado alargando el movimiento para sabotearlo. Pero los estudiantes no entregarán su lucha a los enviados de Chuayffet ni a Peña aunque éstos se desgarren las vestiduras de su autoritarismo.