I.- Se ponen la soga al cuello y luego jalan de ella. Así ha pasado con el asunto –de indudable corrupción– de la mansión que según la señora Angélica Rivera, adquirió por medio de un contrato de promesa de venta por más de 100 millones de pesos, casualmente por la empresa que se hizo millonaria con los contratos que le dio Peña cuando fue desgobernador del Estado de México; y donde vivirían ella y su esposo al término del sexenio. En su gira mexiquense, con la cara descompuesta y voz cargada de ira, Peña dijo que su esposa aclararía lo que no pudo hacer el vocero Eduardo Sánchez, al no contar “con toda la información necesaria para explicar en su totalidad este asunto, por ello el día de hoy quiere ampliarles esta información y hacer algunas precisiones”. Y es que éste quiso explicar el inexplicable asunto que involucra a Peña porque, como cónyuge tiene el 50 por ciento de la inversión-soborno de la empresa favorita del peñismo, y está hasta el cuello por más que trate de zafarse y mostrando su rostro de Atenco, acuse a las libertades de información y crítica, de desestabilizar su gobierno.
II.- No hubo medio impreso que no le diera espacio al discurso de la señora Angélica, Rivera, alias “La Gaviota”, el sobrenombre de su telenovela más “celebrada” y con el que la conocen hasta en China y Latinoamérica, donde Azcárraga vende sus telenovelas para adormecer a quienes nada quieren saber de los problemas de sus países (incluido el nuestro). De nueva cuenta la esposa del viudo Peña, sin cortes ni publicidad, regresó a su casa y en horario triple AAA le recetó a la audiencia “un mensaje de poco más de 7 minutos, difundido anoche por Televisa” (Rosa Elvira Vargas: La Jornada: 19/XI/14); y donde actuó como en los mejores tiempos de sus 25 años de “actividad artística” por la que recibió más de 88 millones de pesos. En él nos contó el inicio en su trabajo a los 15 años, aunque olvida que millones de niños mexicanos están trabajando duramente desde los 7 años, y medio comiendo porque no pueden aspirar a los millones que ella dice haber recibido.
III.- Para ese mensaje, la señora Rivera no necesitó del vocero presidencial y con números, fechas y una minibiografía de su vida, de todas maneras nada aclaró de lo que ya sabíamos respecto a su mansión bautizada como la “Casa Blanca”. La señora Rivera sabe de telenovelas, modelaje y hacerse publicidad, tanto que en su última exhibición hasta utilizó las instalaciones de Los Pinos. En España las llaman “culebrones”. Y eso fue lo que se armó con el escándalo por su simulado contrato de promesa de compra, y que según fue un obsequio de Televisa. Pero las frases de la genial caricatura del periodista Hernández en La Jornada (20/XI/14), son una joya. En ella Peña dice: “No soy la señora de la casa”; Angélica: “No soy servidora pública” y un mexicano revira: “No soy pendejo”. La telenovela de Televisa, que marca el regreso de “La Gaviota” a escena, ha dejado más dudas, pues ha mostrado que era una maniobra para pagar favores del empresario Juan Armando Hinojosa Cantú y sus compañías Ingeniería Inmobiliaria del Centro y Grupo Higa.