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El Partido de la Revolución Democrática a sus 26 años

 

 

 

México es hoy el segundo país más corrupto del mundo , el segundo con mayor índice de impunidad del planeta; impunidad y corrupción son la combinación perfecta para crear un clima de terror, donde los asesinatos, las desapariciones forzadas, los feminicidios, la persecución al periodismo, al activismo, a la oposición, a las juventudes y a las personas pobres, son el pan nuestro de cada día.
Un país con el mayor índice de esclavitud de América Latina, un país con incuantificables feminicidios y mujeres y migración desaparecidas, un país donde hay un puñado de familias absurdamente ricas y más de 61 millones de pobres
Y en este caldo de cultivo para el horror existe un sector beneficiado con las migajas de aquellas familias, son todos los actores políticos que a través de sus alianzas y cochupos, han logrado aprobar reformas estructurales históricas.
Así es, la derecha desde el 2006 ha tenido victorias históricas, desarticularon a las organizaciones sindicales de oposición más grandes del país, crearon en cada estado de la República un feudo administrado por caciques que de la noche a la mañana se hicieron multi millonarios y que aliados con los grupos del narcotráfico, aíslan y aniquilan todo germen de oposición. Y un trofeo del nuevo régimen presidencialista ha sido la cooptación de grupos emanados de las izquierdas que han servido para legitimar todo el proceso de dichas reformas.
Y es que el papel que en su momento jugaron los grandes sindicatos y las centrales campesinas, hoy con la llegada de Peña Nieto a la presidencia, lo jugó la incorporación del PRD al Pacto por México. Con ello quienes se quedan con la estructura burocrática del otrora partido de izquierda más grande del país, se han convertido en cómplices de esta derrota histórica a las izquierdas, pero sobre todo de la traición y venta de la nación.
El proceso de los chuchos al frente del PRD debe ser atendido y revisado, cuando la confrontación de la corriente política de Jesús Ortega con el grupo encabezado por Andres Manuel López Obrador incrementó, aquellos encontraron el pretexto para consolidar el sueño de Talamantes: aliarse con el poder político y ser comparsas de quien ocupará la residencia de Los Pinos.
Con esta alianza de facto en el calderonato es que otorgan a Jesús Ortega la presidencia nacional del PRD, luego cocinan las alianzas coyunturales en varios estados y por fin los chuchos empiezan a ver resultados concretos al adquirir su primera gubernatura estatal en manos del corrupto Graco Ramírez, de quien no podemos decir nada positivo durante su mandato a estas fechas.
Los chuchos y corrientes aliadas han asfixiado a los grupos que optaban por sostenerse en la oposición al interior del PRD, los han cercado desde la redacción de sus estatutos donde por ejemplo pugnaron por quitar la palabra socialismo, institucionalizaron las corrientes políticas y llegaron al absurdo de no permitir que nadie que no fuera parte de una de ellas pudiera afiliarse al partido, conquistaron la estructura burocrática del congreso y consejo nacional ganando a través de despensas en territorios donde la izquierda no tiene mayor presencia y ya con el control del consejo han controlado todo.
En cada proceso electoral desde el 2008 han impulsado candidaturas de dudosa procedencia, con múltiples denuncias por estar cercanos a grupos del crimen organizado, pero no fue sino hasta el 2015 con Abarca que esto queda evidenciado con la desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas del estado de Guerrero.
De esta manera el PRD no sólo se vuelve cómplice del pacto neoliberal sino que comparte ya páginas en los libros de historia con los partidos represores, asesinos de estudiantes.
Bastaron 20 años para que la formación de izquierda acabara pulverizada y hoy a sus escasos 26 años juega un papel similar al del Partido del Trabajo, como partido satélite, levanta dedos y simulador.
Hoy las izquierdas, heridas de gravedad pero no de muerte se están rearticulando, el ejercicio más grande y evidente es el de MORENA con presencia importante en todo el país y que en este proceso electoral se jugará no el registro sino ser la tercera fuerza política electoral del país, cierto es que no toda la izquierda sufragista está en MORENA, tan cierto como que ya ninguna de estas fuerzas estará en el PRD pasando junio del 2015.

Dato revelador es el modus operandi que hoy el perredismo tiene en el Distrito Federal, donde siguiendo el modelo nacional, tratan de consolidar su presencia caciques por delegación, gente vinculada a las mafias que extorsionan a las y los comerciantes ambulantes, vinculados a la red de trata de personas , y otros grupos del crimen organizado como los grupos porriles universitarios.

Caciques como Víctor Hugo Lobo en GAM, Alfredo Hernández Raigosa y Dione Anguiano en Iztapalapa, Héctor Hugo Hernández y Carlos Hernández Mirón en Tlalpan, Julio César Moreno en Venustiano Carranza o Mauricio Toledo en Coyoacán, todos ellos al amparo de las corrientes Nueva Izquierda y Vanguardia Progresista, todos ellos además bajo el amparo del regente y dueño del PRD DF, Héctor Serrano, Secretario de Gobierno del DF, líder de Vanguardia Progresista y según él, próximo Jefe de Gobierno del Distrito Federal

Otro dato muy significativo es que ninguno de los ex Jefe de Gobierno perredistas está ya en sus filas, esto significa no sólo que el PRD ya no representa a aquellos liderazgos sino que dejaron de representar la agenda de políticas públicas que en su momento marcó la diferencia en el país: con AMLO toda la política de atención social, pensión a adultos mayores, apoyo a estudiantes de nivel medio superior y superior, atención a madres solteras, preparatorias y universidades gratuitas, y con Marcelo Ebrard la agenda LGBT, el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y de movilidad con el metrobús y las ciclovías y el préstamo de bicicletas; por si estas ausencias no bastaran, el PRD DF trató de impulsar como su candidato al abogado que impugnó la reforma al código civil que reconoce el matrimonio universal y la reforma que reconoce el derecho de las mujeres a interrumpir su embarazo.
El Partido de la Revolución Democrática, su alianza legal con el partido de Elba Esther Gordillo y su alianza de facto con el PRI, cargará con el costo histórico de la traición a los ideales que le vieron nacer y por los que cientos de militantes de izquierda perdieron la vida.
La pregunta es ¿cuánto tardarán las izquierdas en reagruparse y contrarrestar la correlación de fuerzas? Urge que esto suceda y está claro que sólo pasará de la mano de la sociedad civil y los movimientos sociales que se oponen a los megaproyectos de muerte, a la entrega de la soberanía nacional, alimentaria y energética y a la privatización de la educación.
México vive su más profunda crisis en cien años, urge claridad y perseverancia.

 

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