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El peligro y el riesgo de ser joven en México

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Ivonne Acuña Murillo / @ivonneam

La contundencia de los hechos:

“La Procuraduría General de la República confirmó que los restos de cinco personas más encontrados en el Rancho La Meza de Tlalmanalco, Estado de México, corresponden a los jóvenes desaparecidos el 26 de mayo en el bar Heaven de la Zona Rosa. Con esto, ya suman 10 los restos plenamente identificados como miembros del grupo de desaparecidos hace tres meses”.

“Ángel de Jesús Rodríguez Hernández, de 19 años de edad; Eduardo Isaías Ramírez Hernández, de 21; José Gerardo Aguilar Martínez, de 18; y Daniel Armando Espinoza Hernández, de 22, regresaban de una fiesta […] el 6 de julio de 2013. Desaparecieron a cinco calles de la casa de Gerardo. Con una diferencia de escasos minutos y distancia, Marco Antonio Ramírez Cárdenas, de 19 años y Cristian Fabián Ávila, de 18 años, desaparecieron ese mismo día. El jueves pasado, la Fiscalía General del Estado de Jalisco entregó a familiares, los restos de cuatro de los siete desaparecidos.”.

“La Fiscalía Especializada de Mujeres en Chihuahua, dio a conocer la identidad de ocho osamentas de jovencitas desaparecidas”.

“Al menos 23 mil jóvenes han sido reclutados por las organizaciones criminales”.

Niños y jóvenes reclutados por el narco son personas, no números”.

“Tras casi un mes de búsqueda, fue localizada en Centroamérica una adolescente mexiquense de 17 años, quien fue captada por una red internacional de trata de personas vía Facebook; otra más, del municipio de Texcoco, fue ubicada en Guadalajara a donde fue trasladada por una mafia que opera en el centro del país”.

“Familiares, amigos y vecinos de dos adolescentes que desaparecieron el viernes en Santa María Chiconautla, exigieron a las autoridades las encuentren. Los residentes denunciaron otras ocho desapariciones”.

“Decenas de mujeres eran víctimas de explotación sexual en la mayor red de prostitución de la ciudad a escasas cuadras del Palacio Nacional”.

“En México cerca de 70 mil niños y niñas son víctimas de trata, según un diagnóstico que realizaron la Organización de las Naciones Unidas y la Secretaría de Gobernación”.

“Una investigación hecha por cuatro medios latinoamericanos, entre ellos Animal Político, de cómo el narco hace que personas con distintos perfiles, desde niños hasta adultos, y profesionales, trabajen para ellos a la fuerza”.

“El informe Panorama de la educación 2013 de la OCDE revela que 7 millones 337,520 de personas que representan el 24.7% de los jóvenes de 15 a 29 años en 2011 se ubicó en la categoría de ‘ninis’ ”.

“Existe una correlación directa entre educación y probabilidad de morir asesinado en México por las bandas del crimen organizado. Ser varón, joven y sin estudios, incrementa en 10 veces la posibilidad de muerte por homicidio”.

“Miles de estudiantes son rechazados cada año de las universidades públicas”.

El análisis ante la contundencia de los hechos:

Entre secuestros, asaltos, levantones, desapariciones, asesinatos, trata de personas, prostitución forzada, esclavitud laboral, reclutamiento del narco, falta de oportunidades para estudiar y trabajar y otros muchos problemas transcurre la, muchas veces efímera, vida de millones de jóvenes en este país.

“El peligro y el riesgo de ser joven en México” no es una frase espectacular que pretenda exagerar la condición que viven miles de niñ@s y jóvenes o la posibilidad de que sean víctimas de alguna de las situaciones relatadas arriba; por el contrario, es una señal de alarma por la manera en que se ha deteriorado la calidad de vida de las últimas generaciones mientras su esperanza en el futuro ha sido vaciada de contenido.

Dada la contundencia de que ni estudiar ni trabajar son ya opciones que aseguren un mejor nivel de vida, la prostitución y la participación en las filas del narco y la delincuencia organizada pueden ser tomadas por l@s jóvenes como un riesgo medianamente calculado.

Pero no en todos los casos estas formas de vida aparecen como “algo aspiracional”, sino como resultado de la voluntad de las redes de narcotráfico y trata de personas que tienen en la esclavitud sexual y laboral uno de los negocios más lucrativos del mundo. De esta manera, no sólo la trata de personas, la esclavitud moderna y lo que se podría llamar “la sicarización infantil y juvenil” dibujan un ambiente de peligro constante, igualmente lo hacen las violaciones, los asaltos violentos, los secuestros y los asesinatos.

El desempleo y la restricción de oportunidades a que están expuestos hombres y mujeres jóvenes en esta sociedad también aumentan el estrés de ést@s al tratar de planear su vida futura, sobre todo en el caso de aquéllos que no han reducido su proyecto vital al “aquí y ahora”, a quienes no se debe culpar de reducir sus expectativas al presente, dado lo incierto del futuro.

Pero, ¿qué diferencia hay entre peligro y riesgo? ¿Acaso no son sinónimos? El primero hace referencia a “cualquier situación, que puede ser una acción o una condición, que ostenta el potencial de producir un daño sobre una determinada persona o cosa”. El riesgo por su parte es entendido como “Dicho de acometer una empresa o de celebrar un contrato: Sometiéndose a influjo de suerte o evento, sin poder reclamar por la acción de éstos”.

La distinción es de suma importancia para los problemas expuestos en este artículo, pues el peligro no supone la posibilidad de elegir, mientras que el riesgo sí. Es decir, miles de niñ@s y jóvenes en México se encuentran en peligro de ser víctimas de los delitos enumerados sin que medie información al respecto o su propia voluntad; mientras que en el segundo caso, miles de ell@s optan, conociendo las probables consecuencias, por la prostitución, los asaltos, los secuestros, las filas del narco y la delincuencia.

A partir de esta diferenciación, ¿se podría considerar a un@s  víctimas y a otr@s no? Sí y sólo sí se asume que la posibilidad de decidir de manera informada y consciente hace una diferencia cualitativa en el nivel de vida material, mental y emocional de quien opta por la llamada “vida fácil”. No, si se considera la situación en la que se toma el riesgo que supone ese tipo de “opciones”.

En México, la desintegración social y familiar, la violencia intradoméstica, el resquebrajamiento de la solidaridad, el deterioro de la seguridad social, la falta de oportunidades viables de desarrollo personal y material, la pobreza, el desempleo, la falta de espacios para seguir estudiando, la precarización del empleo, la falta de poder adquisitivo del salario, la falta de atención gubernamental hacia los jóvenes, el crecimiento y poderío de las redes delincuenciales, entre muchos otros factores, propician que las y los jóvenes de este país se encuentren permanentemente en peligro de ser víctimas y en riesgo de tomar decisiones equivocadas.

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