El pasado 14 de junio hubo tocada en Central Bélgica, en la colonia Portales Norte de la Ciudad de México, donde se dieron cita Decko, Erial y Hip Hip para celebrar el rock alternativo a modo de resistencia frente a un contexto donde cantarle corridos a las drogas y a la muerte pareciera la única moda y justo cuando las bombas de Medio Oriente volvían a llenar los noticieros, tras meses y meses de un genocidio donde niñas y niños se han vuelto el blanco de una limpieza étnica que nadie se atreve a frenar.
En este mundo ansioso por asomarse de nuevo a su debacle, tres bandas salían a escena para cantarle a la vida, a los amores (los que se logran y los que fallan) y propiciar un convivio que rompiera, con riffs, con solos, con batacazos, la angustia de un siglo que se aferra a repetir los errores de otras épocas.
El concierto lo abrió un viejo lobo de mar, Decko, que en otros tiempos guitarreó con Los Stoners y en 2023 lanzó su primer LP como solista. Partiendo de estructuras sobrias y concretas, tiene la capacidad de desprenderse con naturalidad a solos de blues que arrebatan aplausos y algarabías del público, pues carga el ambiente de una psicodelia que combina cierta esencia clásica con un vigor novedoso.
Después vino Erial, el nuevo proyecto colectivo de otro experimentado, Pablo Hernández, quien recupera su vena rockera luego de explorar durante años diversos ritmos latinoamericanos con Aderiva. A dos guitarras, bajo, teclados y batería, Erial presenta un ensamble complejo donde las mujeres son protagonistas de una propuesta que deconstruye los estereotipos de género (y del género del rock) con letras ingeniosas, juegos vocales contrapuestos y una performática que apuesta por el ritual y el encuentro con los espectadores.
Finalmente, Hip Hip llegó a cerrar el convivio de manera contundente. El vocalista y guitarrista Alex Lara, junto a su hermana Male Lara en el bajo y Aarón Rojas en la batería, dieron gala de su oficio con un rock potente, curtido en lo musical, aunque sin perder lo desenfadado en la lírica y la actitud. Al llegar la última canción, “Tú me entiendes”, hicieron corear al público durante un largo instante el verso: “Vamos a quedarnos con esta noche…”, como no queriendo volver a lo que sería del mundo, como anhelando que aquella fueran todas las noches, donde el rock desdibujara las bombas, el genocidio, la amenaza de una tercera gran guerra.
