El cuco común es conocido por cómo engaña a otras especies durante la anidación: engaña a los anfitriones para que críen polluelos de cuco junto con los suyos, imitando la forma de sus huevos. Sin embargo, un equipo de la Universidad de Cambridge junto con la Universidad de Ciudad del Cabo ha descubierto unos pájaros que van más allá de esta treta: sus crías han evolucionado para imitar a sus falsos «hermanos» y asegurarse así comida y sustento en la primera etapa de su vida.
Trabajando en las sabanas de Zambia, el equipo recopiló imágenes, sonidos y videos durante cuatro años para revelar una forma de imitación sorprendente y altamente especializada. Se centraron en un grupo de pinzones que se encuentran en gran parte de África llamados indigo y whydahs, del género Vidua. Las parejas de estos pinones renunician a sus deberes parentales, poniendo sus huevos en otros nidos de aves. Pero siempre de la misma especie. Con eso consiguen mimetizarse con las crías e incluso interferir en sus hábitos de apareamiento, tal y como detallan en la revista « Evolution».
Se descubrió que los polluelos de estos pinzones Vidua ‘parásitos de la cría’ imitan la apariencia, los sonidos y los movimientos de los polluelos de su huésped, hasta los mismos patrones elaboradamente coloridos en el interior de sus bocas. «El mimetismo es asombroso en su complejidad y es altamente específico de la especie», explica Gabriel Jamie, autor principal del artículo e investigador científico en el Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge y en el Instituto FitzPatrick de Ornitología Africana de la Universidad de Ciudad del Cabo. «Pudimos probar el mimetismo utilizando modelos estadísticos que se aproximan a la visión de las aves. Las aves procesan el color y el patrón de manera diferente a los humanos, por lo que es importante analizar el mimetismo desde su perspectiva en lugar de depender simplemente de las evaluaciones humanas».
Si bien la imitación es muy precisa, los investigadores encontraron algunas imperfecciones menores. Estas pueden existir debido a que no hay tiempo suficiente para que evolucione un mimetismo más preciso, o porque los niveles actuales de mimetismo ya son lo suficientemente buenos como para engañar a los padres anfitriones. Los investigadores piensan que algunos de estos «fallos» podrían ser en realidad versiones mejoradas de la señal de los anfitriones, lo que lo obligó a alimentar al polluelo parásito incluso más de lo que lo haría con el suyo.
Las adaptaciones miméticas a diferentes hospedadores identificadas en el estudio también pueden ser críticas en la formación de nuevas especies y en la prevención del colapso de especies por hibridación. «El mimetismo no solo es asombroso por derecho propio, sino que también puede tener implicaciones importantes sobre cómo evolucionan las nuevas especies de pinzones parásitos», agregó Claire Spottiswoode, autora del artículo y científica investigadora de la Universidad de Cambridge y Ciudad del Cabo.
Los pichones de Vidua imprimen en sus anfitriones, alterando sus preferencias de apareamiento y anfitrión según las experiencias de la vida temprana. Estas preferencias influyen fuertemente en el entorno del anfitrión en el que crece su descendencia y, por lo tanto, en las presiones de selección evolutiva que experimentan de los padres adoptivos. Cuando se mantienen durante varias generaciones, estas presiones de selección generan las asombrosas adaptaciones miméticas específicas del huésped, tal y como se observa en este investigación.