Con la Basílica de Guadalupe como escenario, la presidenta Claudia Sheinbaum encabezó este 9 de julio, junto a la Jefa de Gobierno, Clara Brugada y la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, un acto simbólico pero poderoso: la destrucción de armas de fuego como parte de la estrategia “Sí al Desarme, Sí a la Paz”, en el marco del Día Internacional de la Destrucción de Armas de Fuego. El mensaje fue claro: ni en las calles, ni en los hogares, hay lugar para instrumentos que arrebatan vidas.
La presidenta Sheinbaum hizo un llamado a la ciudadanía para seguir entregando voluntariamente armas a cambio de apoyo económico, sin necesidad de investigaciones, ni preguntas. La meta: cortar el ciclo de violencia que tantos estragos ha dejado en el país.
“Una sola arma puede destruir el futuro de una familia, sembrar miedo en una colonia o apagar la esperanza en un barrio. Hoy decimos: sí a la vida, sí al diálogo, sí a la paz”, expresó la mandataria.
El evento, celebrado en uno de los recintos más emblemáticos para millones de mexicanos, también contó con la presencia del rector de la Basílica, monseñor Efraín Hernández Díaz, y representantes de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Juntos recorrieron los módulos donde se destruyeron armas cortas, largas, granadas y hasta juguetes bélicos.
Del 10 de enero al 7 de julio de 2025, el programa ha logrado retirar de circulación:
Mil 585 armas cortas, 550 armas largas, 85 mil 264 cartuchos, 2 mil 195 cargadores, 200 granadas y 4 mil 455 juguetes bélicos.
Cada artefacto representa una tragedia evitada, una herida que no se abrirá, un niño que no jugará a la guerra, sino al conocimiento.
La iniciativa del gobierno federal no solo busca disminuir el riesgo de accidentes y delitos, sino también cambiar la cultura de la violencia desde la raíz. Por eso, también involucra a las infancias: quienes entregan juguetes bélicos reciben a cambio libros, juegos didácticos y herramientas para imaginar un futuro distinto.
“Decimos sí al desarme porque entendemos que las armas no traen seguridad, traen silencio. (…) Cada arma representa una oportunidad perdida de diálogo, cada disparo que se evita es una palabra que se puede decir, cada arma que se apaga es un alma que se salva”,
Así lo dijo Sheinbaum al cierre del acto, con la promesa de seguir apostando por un México en el que se apaguen las armas y se escuchen las palabras.
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