Ivonne Acuña Murillo / @ivonneam
(06 de septiembre, 2013).- La máxima “divide y vencerás” permite a las personas “malpensadas”, como la que esto escribe, reflexionar en torno a las diversas posturas y estrategias asumidas para la defensa del petróleo en México.
En las últimas semanas, destacadas figuras políticas han intentado abanderar dicha defensa. El primero fue Marcelo Ebrard, quien el 19 de junio retó a Enrique Peña Nieto a sostener un debate público en torno a la próxima reforma de Pemex y su propuesta de cambio constitucional para permitir la inversión privada en el sector energético. Marcelo afirmó, en entrevista con el periódico español El País, que es un “grave error estratégico para México la privatización de Pemex que Peña ofrece a USA y Reino Unido; el PRD debe oponerse enérgicamente”.
Al señalamiento anterior Peña Nieto respondió que “los principales partidos que firmaron el Pacto por México –incluido el PRD– están de acuerdo con el cambio de la Constitución”. La iniciativa de Ebrard fue tomada por algunos como una oportunidad para saltar a la arena pública en el marco de una anticipada campaña por la presidencia en el año 2018. En días recientes, en una gira por Puebla como parte de su esfuerzo por lograr la presidencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD), nuevamente Ebrard abordó el tema de la reforma energética peñanietista.
Por su parte, Cuauhtémoc Cárdenas, líder moral del PRD, convocó a una marcha en contra de una supuesta privatización de Pemex. En entrevista dada a un periódico de circulación nacional, anunció “estamos convocando varias organizaciones a una marcha para el próximo sábado del Ángel de la Independencia al Zócalo, iniciando a las 12 del día, habrá ahí un par de oradores según nos han dicho los organizadores […] Es básicamente previendo que no se haga esta reforma”, en referencia directa a la reforma propuesta por el Ejecutivo Federal.
En la misma entrevista Cárdenas sostuvo que su objetivo era “defender el petróleo nacionalizado y que no se entregue a las compañías que fueron expropiadas en 1938”. Al mismo tiempo reconoció que la defensa del petróleo no era una causa que sólo a él perteneciera.
Finalmente, planteó que ésta, la del sábado, era la única marcha en la que planeaba participar ya que no contemplaba acompañar a Andrés Manuel López Obrador a la del domingo 8 que, en todo caso, si quería fuera él a la suya.
Andrés Manuel López Obrador es la otra figura pública que de manera destacada ha rechazado por años la idea de privatizar Pemex o permitir la inversión privada en provecho de unas cuantas compañías y en perjuicio directo de la paraestatal y de los intereses nacionales, mermando los recursos que se dedican al gasto público en beneficio de las grandes mayorías. http://www.youtube.com/watch?v=697WJCwFl1E Antes de que Cárdenas anunciara la marcha del sábado primero, AMLO lo invitó a acompañarlo el 8 de septiembre al Zócalo de la Ciudad de México, obteniendo la respuesta ya referida.
El hecho de que Cárdenas se haya negado a aceptar la invitación de Andrés Manuel y que haya convocado su propia movilización días antes de la del tabasqueño ha suscitado una serie de reacciones, una de ellas apunta a ampliar el distanciamiento entre ambos líderes bajo la táctica de “amarrar navajas”. Así es posible observar la forma de cabecear la nota de algunos medios, por ejemplo en Milenio aparece como “Se adelanta Cárdenas a AMLO, convoca marcha”; en La Razón se lee “Cárdenas convoca a marchar; se adelanta a AMLO”; en el sitio de internet Quinto Espacio el título de la nota es más insidioso –“Cuauhtémoc Cárdenas le come el mandado a AMLO”–; por poner sólo unos ejemplos.
Sabido es que tiempo atrás AMLO desplazó a Cárdenas al interior del PRD, convirtiéndose en el mayor líder de la izquierda partidista y no partidista de los sexenios panistas. Esto no le restó importancia a Cárdenas como el líder moral del PRD ni notoriedad como fundador de este partido y luchador por la democracia.
Sin embargo, la negativa de Cárdenas a sumarse a López Obrador lleva a hacerse algunos cuestionamientos: ¿A qué le teme Cuauhtémoc Cárdenas? ¿Por qué en la defensa de un asunto crucial para México se resiste a unir su capital político, fuerza, liderazgo y seguidores a los de AMLO? Si él mismo afirma que la causa del petróleo no es exclusiva de nadie, ¿por qué decide iniciar su “propia” lucha, dividiendo a quienes podrían apoyar en un sólo movimiento la defensa del petróleo y sus ganancias? ¿Teme acaso que el liderazgo de AMLO opaque el suyo? ¿Teme que AMLO le arrebate la bandera de lucha que de manera natural considera propia al ser el hijo y principal heredero ideológico del general Lázaro Cárdenas?
Por el lado de López Obrador también es posible preguntarse ¿qué tanto está dispuesto a ceder para establecer una estrategia conjunta con Cuauhtémoc Cárdenas? ¿Cabrán ambos líderes en el mismo espacio de lucha?
¿Y Marcelo? ¿Invitarán Cárdenas y Obrador a Marcelo Ebrard a unirse a su lucha en la defensa del petróleo? ¿La salida de AMLO del PRD es un obstáculo para que tanto Cárdenas como Ebrard sumen sus esfuerzos a los del tabasqueño? ¿Representa el PRD un obstáculo para que estos tres políticos compartan la misma trinchera? ¿Quién de los tres está más cerca del Pacto por México, de manera que ya tenga previsto ceder a las presiones gubernamentales y dar su apoyo a la propuesta del ejecutivo o a parte de ésta?
Es evidente que cada uno de estos líderes políticos tiene su propia visión sobre el futuro de Pemex y el país en su conjunto, y que aunque hay coincidencias en muchos de los puntos, los intereses personales y de grupo de cada uno, sus temperamentos, forma personal de gobernar y la soberbia que suele acompañar a los grandes personajes, pueden dar al traste con una lucha que se antojaría colosal de unirse los 3 en un solo frente.
De lo contrario, alguno(s) de ellos le estarán haciendo el trabajo sucio a quien pretende dividir para vencer.