Las encuestas a modo han retornado, con mayor anticipación, a la escena político-electoral. La más reciente, realizada por un medio de comunicación, cuyo dueño es un empresario regiomontano, apuntala a Jaime Rodríguez Calderón (el Bronco) como el ‘presidenciable’ favorito, seguido de Margarita Zavala, Miguel Ángel Osorio Chong e incluso Miguel Ángel Mancera, por encima de Andrés Manuel López Obrador, quien dicho medio asegura ha tenido un ‘descenso’ en cuanto a intensión del voto.
Este tipo de encuestas también forma parte de la nueva y renovada campaña negra en contra de Andrés Manuel López Obrador. Y es que no basta con las publicaciones en su contra, aquellas que lo incriminan obsesivamente en cualquier circunstancia que pueda afectar su imagen, aunque no exista fundamentos para esto.
Nuevamente el miedo, el odio y el coraje vuelven convertidos en ataques cruentos hacia el político representante de la izquierda en el país. Para él todos los embates, para él todas las desaprobaciones y las bajas en las encuestas, aunque no haya sido quien guardó silencio ante la desaparición de miles de inocentes y calló la muerte de bebés calcinados, tampoco quien ha puesto en peligro la seguridad nacional de los mexicanos, dejado escapar a unos capos más buscados a nivel internacional o violentado a los capitalinos y su seguridad, solamente por mencionar algunos ejemplos.
Así para finalizar el año nos encontramos con la típica estrategia de confundir y desanimar a la ciudadanía, a sabiendas que éste es solamente el principio, 2016 será un año lleno de embustes políticos disfrazados de publicidad, columnas de opinión y ‘periodismo de rigor’, porque la maquinaria del sistema opresor trabaja codo a codo con los medios de comunicación oficialistas, disfrazados de ‘neutralidad’, con el objetivo de desarmar políticamente no a un hombre, sino a un pueblo que desde hace dos sexenios ha sido saqueado, asesinado y robado impunemente.
Es innegable que como desde hace 12 años Obrador sigue siendo el peligro para un sistema político oligárquico que mantiene su poderío a costa de la barbarie de un pueblo, y al mismo tiempo un obstáculo para un poder mediático que vive como parasito a cambio de atacar –como sabuesos- a quien por años, sin publicidad (ni siquiera la permitida), con planas enteras denostándolo y principalmente encuestas que lo ponen por abajo, incluso de cualquier político corrupto, ha sabido obtener el apoyo de la gran mayoría de un país, dos elecciones son solamente parte de los argumentos.
Solo resta ver entonces la lluvia de encuestas poco creíbles, donde se “demuestre” cómo decrece la popularidad de López Obrador, a comparación de una derecha homicida y corrupta.