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¿Es este el gobierno que nos merecemos?

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Por si fuera menor el escándalo mundial suscitado por las permanentes violaciones a los derechos humanos, la negligencia de la autoridad para atender las recomendaciones emitidas por la ONU, la inseguridad reinante y la ya famosa falta de legalidad en los actos de gobierno en México, ahora resulta que la mansión de los Peña-Rivera es parte de este escenario que mantiene al país con un tache, prevalece la desconfianza y se duda que inversionistas serios estén tomando en cuenta arriesgar sus capitales en este suelo salvo que conformen un estado dentro de este mismo Estado para salvaguardar sus intereses. Si a ello le agregamos la dosis de desestabilización social que existe y que amenaza con acrecentarse, se pasará a una crisis económica en la que solo quienes poseen fortunas considerable podrán mantenerse.

A las interrogantes sobre las forma en la que doña Angélica pudo haber obtenido el dinero para dar el enganche de semejante mansión se agrega la de la obtención de un crédito que, como señalaron desde la Presidencia, fueobtenido y, hasta no ser liquidado no se pondría la propiedad a su nombre. Pero ¿con que garantías inmobiliarias pudo la señora de Peña obtener un préstamo multimillonario? ¿basta con ser la esposa del Presidente para que puedan otorgarse estas autorizaciones? ¿Si la señora Obama hiciera unas transacción de esta naturaleza, que opinarían los estadounidenses? ¿Si la garantía crediticia son las posiciones o las relaciones o lo marital, lo uso Banamex para darle tanto dinero de Yáñez, el de Oceanografía?

Ahora que, si nos atenemos a esas indemnizaciones que acostumbra el gobierno hacer para quienes han perdido a un miembro de la familia, ya se ve que tales propuestas y sus aceptaciones no conocen de estratos sociales, que se presentan ante quien sea y que sí hay quienes ponen precio por las cabezas y también por los cuerpos. En el rancho Cantalagua, propiedad de la familia Del Mazo, festejó Peña Nieto su cumpleaños. Asistieron los del gabinete y los de su equipo cercano, todos ellos amigos y compadres. Al término de la fiesta comenzó la retirada y José Armando Hinojosa García abordó su helicóptero para dirigirse al DF. Ofreció a varios un “aventón”, afortunadamente se lo rechazaron. El aparato se desplomó así que 24 horas más tarde el jolgorio se convirtió en velorio.

Para el tamaulipeco Juan Armando Hinojosa Cantú se abrieron las puertas de los grandes negocios. Le fueron ofrecidos muchos para compensar dolor y pérdida. Se reconoció en esta personas todo el apoyo, la disposición para entregar lo mismo recursos que transporte. Poseedor de los grandes secretos que acompañan los negocios de amigos y familiares de Peña Nieto así como del grupo Atlacomulco, don Juan ha logrado incrementar considerablemente su fortuna y mantener intocable la confianza presidencial.

La vocería de la presidencia, al intentar justificar semejante propiedad que no es aceptable para ningún funcionario publico así sea el mismísimo presidente si no cuenta con antecedentes de gran riqueza familiar o de comercios, industrias, negocios que le hubiesen generado utilidades para esas adquisiciones señaló que la propietaria actual del inmueble era Ingeniería Inmobiliaria del Centro -¿ellos hicieron la decoración y las adaptaciones? ¿tramitaron el crédito bancario?- nada más y nada menos que propiedad del señor Juan Armando Hinojosa Cantú. En todo este asunto y en donde el oro y el dinero brillan y estándisponibles no puede faltar el elemento que vende las estrategias para controlar las crisis: la televisión. Así que hizo su aparición Televisa para señalar que hubo una sesiónde derechos de la empresa hacia la actriz y le fue entregada la casa que colindaba –porque ahora ya son una sola- con el otro predio.

Que recordemos o sepamos nunca se ha pedido el contar con una “primera dama”, bonita, bien formada, actriz, que resulte atractiva para las portadas de las revistas del corazón, así que lo que la señora Rivera de Peña hace con tales promociones es alimentar el rencor social, el de un pueblo carente de los mínimos, atravesando por crisis en las cuales tiene que tomar decisiones entre comer o pagar la luz. Ella, mientras tanto, no se limita en pagar los honorarios de Alfonso Waithsman, su maquillista, a quien presume porque es quien también disfraza a Thalía o a Galilea Montijo. ¿Es este el gobierno que nos merecemos?

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