Estudios recientes de neurociencia han revelado qué el perdón permite liberar emociones negativas.
Como lo son el rencor y el odio, reduciendo la tensión interna y promoviendo un estado general de bienestar.
Durante el proceso de perdonar se activan en tres regiones cerebrales como:
La Corteza prefrontal dorsolateral.
Corteza prefrontal ventromedial.
Corteza cingulada anterior.
De acuerdo con datos de la doctora Judith Salvador Cruz, estas áreas están vinculadas con el control cognitivo.
Función que permite regular emociones suprimir impulsos automáticos y tomar decisiones conscientes.
La Corteza prefrontal ventral izquierda ayuda a que se modifiquen asociaciones emociones previas.
Inhibiendo respuestas automáticas de enojo o de algún deseo de venganza.
Por otro lado la Corteza dorsolateral y posterior contribuyen a la reevaluación nacional de situaciones.
Logrando facilitar la reinterpretación de los daños desde una perspectiva empática y comprensiva.
Varias investigaciones han confirmado la importancia de estas funciones ejecutivas.
Como lo son:
La teoría de la mente y percepción y la sinceridad.
Anatomía cerebral y predisposición al perdón.
El sistema nervioso simpático y el impacto fisiológico del perdón.
Perdonar como reorganización cerebral emocional.