Por: Karla Hernández
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“Obra de tal manera que tu máxima de conducta adecúe siempre tu acción a tu propia condición fronteriza” –Eugenio Trías
El día de hoy, 10 de febrero, la comunidad filosófica recibió una noticia que la cimbró: la muerte del filósofo español Eugenio Trías. No sólo es recordado como un gran filósofo sino como una gran persona. Entre los quince reconocimientos que recibió Trías, se tiene presente el XIII Premio Internacional Friedrich Nietzcshe, que recibieron anteriormente Karl Popper y Jacques Derridá, entre otros.
La filosofía de Eugenio Trías no se puede encasillar en un solo ámbito de la filosofía ya que sus reflexiones abarcan la complejidad humana, la diversidad del mundo y de la vida.
Con su filosofía del límite replanteó la pregunta eterna sobre qué es el hombre. Pero la alumbró otorgándole un carácter fronterizo. Convirtió al hombre en habitante de la frontera pues se encuentra todo el tiempo referido a ese límite que tiene una significación ontológica, no es de aquí ni del más allá, no es animal ni dios, no es completamente cuerpo pero tampoco completamente espíritu, es fronterizo, a decir de Adriana Renero: adquiriendo con ello una existencia errante, o en exilio y éxodo.
Para Trías, a través de los ojos de Renero, el hombre dirige su verdadera morada al hábitat que esta filosofía denomina límite. “Se trata de la frontera que se localiza entre la naturaleza y el mundo (el cual dotamos de sentido y significación). Así, el límite, hallado entre naturaleza y mundo, constituye nuestra propia condición”.
Cuando Trías viene a México en 2008 para la presentación de su libro “El canto de las sirenas”, en el Palacio de Bellas Artes, entre quienes tuvieron el placer de platicar de manera más cercana y entrevistarlo estuvo Dora Elvira García, quien en aquella charla tan exquisita preguntó a Trías sobre el diálogo que éste consideraba que tenía que ser constante e interminable entre la razón filosófica y sus sombras.
El filósofo expuso que siempre tuvo una gran inclinación por una actitud de razón más flexible, una razón fronteriza. Después de que éste indagó en la razón analítica, en la razón dialéctica, en el marxismo de Lukács, encontró otro espacio más habitable. A Trías le llamó la atención que son los propios científicos los que se han llegado a acercar a la metafísica.
Trías no buscaba renunciar a la razón ya que ésta apunta a la inteligencia y al conocimiento, sino que le importaba, y mucho, mostrar que existen formas de conocimiento que no son estrictamente las que establece la ciencia (sin quitarle sus méritos correspondientes). Para ello, el filósofo sostuvo que la condición humana, como expresión de la doble situación, se desenvuelve en su propia vida fronteriza.
Tras una larga lucha contra el cáncer de pulmón, Eugenio Trías falleció a sus 70 años en Barcelona, su ciudad natal. Sin embargo, nos deja su imagen brillante, cálida y sencilla además de casi 30 títulos en los que visita las fronteras de la religión, la estética, la antropología filosófica, la epistemología, la metafísica y la ética.