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Federico Campbell: homenaje al deseo de escribir

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(16 de febrero, 2014).- Federico Campbell creció con las enseñanzas de Juan José Arreola, junto a otros renombrados de la literatura mexicana. Del gran orfebre de la palabra aprendió a entrejer el lenguaje, a formar oraciones o párrafos que perseguían la perfección. Esa labor meticulosa se encontró con la idea primordial que lo llevaría, años antes, a dedicarse a escribir: “Me di cuenta que era posible encajar palabras que te revelaban un mundo que no había percibido, te hacían ver matices, ángulos de la realidad que de otra manera no habría percibido. Me transportó a otra dimensión, eso es la literatura”.
La obra de Campbell estuvo influenciada, de igual forma, por otro de los pilares de la literatura mexicana, Juan Rulfo. De los dos genios jaliscienses emuló la búsqueda por la precisión, la minuciosidad a la hora de escribir.  Como apuntó en un texto de su libro Post Scriptum Triste: “En todo caso, la enseñanza de Juan Rulfo es que no tiene sentido escribir si no se tiene el deseo de escribir; que no vale la pena escribir si no es para lograr una obra maestra; y, sobre todo, que en cuestiones de literatura la cantidad de libros publicados no tiene nada que ver con la calidad, como suele darse a entender en un medio donde aparecen tantas novelas escritas sin deseo”.

En su discurso, Federico Campbell mantuvo la sencillez de quien no creyó nunca ser el gran escritor. Trabajó en su literatura, nadie lo duda, y de la misma forma fue sincero cuando pasó un tiempo considerablemente largo sin escribir o publicar algo nuevo. Al final de cuentas, más que navegar en esos falsos ideales que se han formado sobre el escritor, Campbell vivía la literatura y su pasión por ella, con sus respectivos altibajos, sin la necesidad de aparentar lo que él mismo no creía ser. Aún viviendo lejos de los reflectores, logró ser considerado el mejor escritor bajacaliforniano de las últimas décadas.

 Además de novelas, Campbell publicó ensayos, trabajó como periodista y fundó el sello editorial La Máquina de Escribir. En entrevistas y conferencias siempre resaltaron sus reflexiones en torno a la vida y lo que buscaba de ella. De nuevo, el recuerdo de Rulfo vale para aterrizar la idea: “Juan nos hizo ver que lo único que importa en esta vida es el deseo. Su enseñanza es de un orden que sólo podríamos adjetivar con una palabra que prácticamente ya no quiere decir nada en nuestro medio: ético. No se vale escribir sino de las cosas que le duelen a uno. Lo importante no es escribir cuando se tiene algo que decir sino cuando se tienen deseos de decirlo”.

Para homenajear a Campbell no basta la lectura. Entre todas las generaciones de escritores mexicanos debe recuperarse su mensaje: hace falta escribir menos por la fama, más por las búsquedas, por la ética y, claro, por el deseo.

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