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Fondo y forma

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Estamos aquí.

Somos el encuentro de la circunstancia, la casualidad y la voluntad.

Tenemos el único fin de existir y el regalo de decidir las búsquedas de cómo queremos llevar eso a cabo.

El ser humano es un infinito cúmulo de pensamientos, de sentimientos, de formas, de colores y sobre todo un infinito de movimientos. Hemos conseguido algo tan maravilloso como el saber que existimos y que formamos parte de un todo.

La conciencia es la formación y estructura del existir y donde su brazo activo es la voluntad; entonces por qué somos tan diferentes entre individuos a pesar de poseer los mismos centros medulares.

La variabilidad de la percepción responde al cómo aprendemos a recibir los estímulos para luego transformarlos con el pensamiento a nuestro lenguaje interior, — si toda tu vida te han dicho que el color de los helechos es amarillo y que todo lo que se parezca a ese color así se le piensa, cuando llegue alguien a decirte que es verde vas a pensar que está equivocado —.

Si toda tu vida o en el transcurso de ella te dicen que el ser humano no es una especie sino son muchas razas pues invariablemente vas a ser racista, o bien, si toda tu vida se te ha formado el pensamiento lógico a partir de sofismas, cualquier argumento que pudiera aparentar ser verdadero sin saber que existen las falacias pues simplemente lo registrarás en tu conciencia como algo inamovible.

Los medios de comunicación utilizan inevitablemente silogismos, mismos que por evidente carencia de conocimiento muchos de nosotros no cuestionamos y dejamos que se adjudiquen como verdades absolutas, en muy pocas ocasiones algún medio te invita a cuestionar si lo que dice es verdad, si su estructura de presentar argumentos pueden ser falsas o verdaderas y en su defecto pudieran ser debatidas éticamente.

Pero aún sin recibir esa invitación la responsabilidad de lo ético no recae al

100% en el emisor, ya que el receptor en realidad es el 50% del entramado comunicacional.

En México estamos viendo cómo una parte de la sociedad no está asumiendo esa responsabilidad dejándole toda la absoluta confianza al emisor, sin chistar o reflexionar en algún momento sobre los orígenes o tendencia de lo que se dice o se escribe.

Pongamos esto en contexto coyuntural.

Ha sido lanzada una campaña hace dos días muy bien producida, aparentemente muy bien argumentada y de cierta forma muy sólida por su contenido sociológico ambientalista.

Si dejáramos que así como se nos da realmente es, sus mismas premisas sufrirían un absolutismo inherente.

  1. . El tren maya está destruyendo la selva.
  2. . El tren maya destruye el patrimonio.
  3. . Están talando miles de árboles y podrían ser millones.
  4. . Le quitará su hogar a miles de especies nativas.

Etc…

Asumirlas como verdades absolutas nos hace irresponsables como receptores, pero la corrección política nos posiciona en una encrucijada, ¿como podemos cuestionar una causa ambientalista?, pues eso nos pondría del lado del mal, no sería ético. Y es Justo en este dilema donde tenemos que abrir la mente y preguntarnos el porqué y quienes nos están poniendo en este dilema, pues es a partir de la corrección política que nos están tratando de obligar manipulatoriamente a no cuestionar de quien, cómo y de dónde viene esta campaña, que por cierto es legítima sí por su fondo, pero que su forma comienza ha crear un velo turbio y apestoso de sus verdadera intención.

Para juntar a más de 4 entretenedores, actores, cantantes y comediantes requiere un trabajo titánico detrás para convencer a que participen en algo juntos, ya sea con dinero u ofreciendo favores, donde también la corrección política puede inclinarlos a aceptar colaborar; luego hay un equipo de producción para orientar y definir el cómo se van a grabar (aunque parezca que se grabaron con el celular) , hay un guión, recomendaciones para usar de fondo, hay una limpieza de audio fuerte y una pieza musical que ya sea mandada a ser o bien buscada en catálogo cuesta. Todo lo anterior cuesta y con esto no digo que le hayan pagado a los entretenedores (no lo sabemos), pero todo lo demás cuesta y no es barato.

Luego viene el discurso mediático político donde dicen que ellos no están en contra del presidente, y ojo, esto salieron a decirlo antes de que alguien dijera algo.

El punto es que algo legítimo como defender la selva puede convertirse en un show por la forma del intento de comunicarlo, al ver que los que se dicen consternados no viven siquiera en México, o jamás se han pronunciado en contra del capitalismo y el sistema neoliberal que es ahí donde realmente existen la formas para cambiar las estructuras que nos tienen en la verdadera crisis ambiental. Si no hay ninguna crítica al capitalismo y menos al neoliberal, simplemente el ambientalismo se convierte en una simple paja, en una moda o bien en algo con un trasfondo político para manipular.

Nos enfrentamos a una campaña mediática con muchos intereses detrás de ella, intereses que lamentablemente no tienen que ver con la ecología o la ética y donde desafortunadamente lo que podría ser una causa qué habría que voltear a ver termina derrumbándose como un mazapán por su fondo oscuro y su forma banal.

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