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Fracasan aspiraciones de féminas a la presidencia

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Un buen número de seguidores varones logró conseguir la sonorense Cecilia Soto, quien apareció en la escena política como diputada local, luego federal y posteriormente, también por el Partido del Trabajo buscó la presidencial. Su apariencia personal contaba mucho más para lograr simpatías que lo que se analizaba en cuanto a capacidades, aunque a decir verdad no se ha podido dilucidar si no eran mayores las que ella poseía que las que acompañaron a Ernesto Zedillo. Nieta de Ignacio Soto Martínez, quien fuera gobernador de Sonora de 1949 a 1955, huérfana desde pequeña y crecida al lado de su tía, decidió estudiar física y en sus inicios perteneció al también extinto PARM, Partido Auténtico de la Revolución Mexicana.

Tanto el Partido del Trabajo al cual se le otorgó la paternidad a los Salinas de Gortari, como el PARM, eran de esos satélites con los que ya desde entonces contaba el PRI para lograr constituirse en mayoría legislativa por un lado y, por el otro, controlar la participación de organizaciones ajenas al PRI. Tan es así que la admiración de doña Cecilia por Luis Donaldo Colosio se hizo patente en todo momento. Como sucede con los políticos cuando ya no encuentran posiciones dentro de las diferentes organizaciones, la Soto es ahora analista política y antes, con Vicente Fox, fue embajadora de México en Brasil, el cargo que ahora ocupa otra mujer, la de la CNC, la tlaxcalteca Beatriz Paredes, parte de la cofradía en donde se encuentra don Emilio Chuayffet y muchos más.

Marcela Lombardo Otero, hija del fundador del Partido Popular Socialista, Vicente Lombardo Toledano, le dio sabor a la contienda en la que resultó ganador Ernesto Zedillo. Fue diputada federal en dos Legislaturas la L de 1976 a 1979 y en la LIV de 1988 a 1991. La postuló el PPS a la presidencia y solo logró el 0.49 por ciento de los votos con lo que su partido perdió por vez primera el registro. Y es que entre el físico de la Soto y la Lombardo había muchos años de diferencia y sobre el pensamiento se iba de un extremo a otro, sin que ninguna de las dos tuviese en sus manos un proyecto de gobierno sino sólo lemas que tampoco lograron penetrar en el ánimo de un electorado que se encontraba pasmado ante los crímenes del fin de sexenio salinista y confundido entre la verdad y la mentira sobre el crecimiento del país.

Pese a los fracasos que habían marcado a las aspirantes mencionadas, Patricia Mercado quiso recorrer el mismo y fracasado camino enarbolando la bandera del Partido Alternativa Socialdemócrata, señalado en múltiples ocasiones por desvíos económicos, por aprovechamiento de los recursos en beneficio personal tanto de los dirigentes como de los candidatos de lujo de esa organización. Economista y también sonorense, buscó la plataforma en la desgracia del sismo de 1985 y comenzó sus aspiraciones en el partido Democracia Social, apoyando a Gilberto Rincón Gallardo como candidato. Después se dio a la tarea de formar el partido México Posible quien no pudo conservar el registro por lo que se dedicó a construir el Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina y con la votación obtenida, 1 millón 128 mil 850 votos logró mantener durante otra jornada el registro nacional.

Con un nuevo escenario, tanto político como económico y social, aparece Josefina Vázquez Mota. Nacida en Puebla pero registrada en el DF es madre de tres jovencitas y está casada con un profesional de la informática de nombra Sergio Ocampo. Economista de profesión, le adjudicaron la maternidad del gran padrón de registro de Sedesol con el que logró impulsar a Felipe Calderón a la Presidencia de la República, razón por la cual sentía suya la candidatura presidencial para sucederlo, logrando participar como titular de la SEP durante ese mandato, dependencia desde la cual, se ha visto, fluyen recursos extraordinarios que se dedican para muchos otros menesteres que nada tienen que ver con la educación. Su preparación se dio en “olla express” para llegar a esa posibilidad sin mayores méritos que los que da la compra-venta de votos basados en el hambre y la ignorancia.

Así pues y de acuerdo a las trayectorias de las mujeres que han pretendido la Presidencia de México, puede observarse que estamos muy lejos de lo que ha caracterizado a otras féminas en el mundo, pero además no podemos ambicionar a más porque la formación generalizada no da para más y menos aún si se compara con las que han tenido oportunidad de gobernar sus Entidades natales de las cuales no hay una sola que sea recordada porque se tengan programas o soluciones que hubiesen trascendido a su mediática gestión y menos aún que reflejen grandes beneficios para los gobernados.

Así pues y apoyada solamente en las noches y las sábanas compartidas con Felipe Calderón no cuenta doña Margarita con una trayectoria política sobresaliente; no hay registro de participaciones en la tribuna de la Cámara de Diputados en sus tiempos de legisladora y menos aún se sabe de iniciativas que se presentaran y, por lo tanto, que pudieran prosperar. Tampoco puede hablarse de un desempeño sobresaliente como primera dama salvo por su silencio ante las “andanzas” de su marido, mismas que solían estar acompañadas de bebidas espumosas y generosas como el tequila. Controladas a tiempo estas ambiciones también acompañaron a Martita Fox manejando ambas sus admiraciones por mujeres como la Clinton o Eva Perón.

Ninguna de las dos tomó siquiera como referencia a doña Eva Zámano de López Mateos, quien ha trascendido después de décadas y es inolvidable su presencia porque está el DIF, cuyos antecedentes son el INPI, el Instituto Nacional de Protección a la Infancia, por ella fundado y que permitió que generaciones completas de niños y adolescentes tuviesen una alimentación con todos los nutrientes que en esas etapas demanda el organismo. El empuje de la esposa de don Adolfo “el guapo” para que cristalizara y se llevara a todas las escuelas públicas y privadas el libro de texto gratuito es también, en nuestros días, un referente de lo que puede hacer una auténtica compañera del jefe de la Nación, siendo también una característica muy suya el mantener la discreción sobre los gustos hacia las mujeres siempre presentes en su cónyuge.

En fin, cada quien con sus aspiraciones que hoy por hoy se antojan, en el caso de doña Margarita, una cortina de humo de gran servicio para que no se pidan cuentas claras a quien tiene la responsabilidad de conducir los destinos nacionales. Ella con su ambición y nosotros rogando. Ya para mañana veremos quien de las cinco gobernadoras que ha tenido el país es recordada por un buen gobierno, aunque desde ahora bien podemos sintetizar: ninguna. Seguramente que, cuando la política y sus políticos dejen la mentira, la simulación, la demagogia, la corrupción de lado, habrá mujeres, que las tenemos, con capacidades múltiples para gobernar y a todos los niveles y no por decreto presidencial sino por méritos y trayectorias propias.

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