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Gaza

No es casualidad que emerjan los ultras (el sionismo más radical, el trumpismo en EEEUU, el fascismo en Europa) para hacer lo que la socialdemocracia neoliberal inició pero no se atrevió a consumar.

Hoy que la ONU ha reconocido el genocidio que Israel está cometiendo en Gaza hay un amplio consenso social en torno a hablar de las atrocidades del sionismo y la imperiosa necesidad de reconocer la autodeterminación del pueblo palestino pero hace dos años era impensable, el consenso no solo mediático sino político en México era igual que el de la ONU, es decir, voltear a otro lado, ignorar que Israel jamás respetó una sola resolución donde se le exigía respetar las fronteras acordadas y sobre todo respetar la vida del pueblo palestino.

Rememoro esto porque estoy convencido que ya se consumó la limpieza étnica en Gaza, hoy ahí ya no hay una ciudad sino escombros y un gran proyecto inmobiliario de la familia Trump y ya no hay ciudadanos sino sobrevivientes que tienen dos opciones: entregarse al plan sionista, permitir que los reubiquen en un nuevo ghetto del desierto lejos de la costa del Mar Mediterráneo y prestarse a blanquear el genocidio, o ser aniquilados.

Gaza ahora está abiertamente bajo la gobernanza del proyecto sionista que incluye a los gobiernos estadounidense, israelí  y a la corona inglesa.

Quienes pudieron parar esto a tiempo no lo hicieron, no lo hizo la ONU enviando a los Cascos Azules, no lo hicieron por separado ni en alianza China, Rusia, Corea del Norte, Pakistán, Irán o los países árabes.

Hoy lo que tendrían que hacer es salvaguardar la vida de los sobrevivientes en Gaza y empezar a blindar Cisjordania, Líbano y Yemen para evitar que corran la misma suerte de Gaza pero tampoco lo están haciendo.

No es casualidad que ahora que Occidente está en crisis existencial emerjan los ultras (el sionismo más radical, el trumpismo en EEEUU, el fascismo en Europa) a hacer lo que la socialdemocracia neoliberal inició pero no se atrevió a consumar. El imperialismo occidental está dando coletazos y reagrupándose a las nuevas circunstancias y eso implica que no hay territorio libre que esté fuera de su mirilla.

Por eso me parece fundamental que identifiquemos cómo se está moviendo el mundo sin perder la brújula de donde estamos parados:

Hoy, a pesar de la guerra proxy que la OTAN le montó, Rusia tiene la economía más estable de Europa y gracias a sus avances tecnológicos se disputa la vanguardia militar con China y EEUU. China hace rato que es la mayor potencia económica y militar, no solo por sus avances y capacidades sino por su estabilidad.

Por otro lado, el regreso de Trump con su modelo de desarrollo reventó el “entendimiento” global que los neoliberales impusieron por décadas.

Está combinación es el caldo de cultivo para el nacimiento del mundo multipolar, eso significa que la división geopolítica del mundo se dividirá en regiones, una región es viable económicamente hablando, si tiene al menos 500 millones de habitantes con capacidad adquisitiva, cada región tendrá una o dos potencias que las blindarán de los intentos injerencistas de las demás regiones.

Dicho esto, quiero enfatizar en que por más que las condiciones geopolíticas estén mutando radicalmente, la realidad geográfica no cambiará, esto significa que México seguirá siendo el vecino sureño de los EEUU, con una tercera parte de los mexicanos viviendo allá y su economía cada vez más integrada. Eso implica retos tremendos en la relación bilateral con el hegemón herido y dando coletazos.

Estos momentos de crisis global los hemos vivido antes y el pueblo de México siempre ha tenido la inteligencia política de unificarse y aprovecharlos para avanzar en su agenda social, teniendo claro que no somos una potencia militar, que no está en nuestras manos ni en nuestra convicción entrarle a jugar a la guerrita contra ninguna otra nación y que nuestra estabilidad la basamos en aprovechar nuestros propios recursos, nunca los de un pueblo hermano.

La mejor defensa que tenemos los pueblos del mundo en contra de la violencia imperialista son los gobiernos populares.

Hoy, ante la crisis mundial lo mejor que podemos hacer es cerrar filas en torno a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, sin dejar de denunciar las atrocidades del imperio y llamando siempre a que se establezca un nuevo marco de entendimiento global.

Al sionismo, proyecto supremacista occidental, no se le va a frenar más que con la acción militar de otras potencias y eso significa una guerra mundial. Qué suceda o no suceda está fuera de nuestras manos, respaldar al gobierno con proyecto soberano de la presidenta Sheinbaum para impedir que el injerencismo lo descarrile sí está en nuestras posibilidades.

La mejor defensa que tenemos los pueblos del mundo en contra de la violencia imperialista son los gobiernos populares, es decir, del pueblo.

 

@EderGuevaraM
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