Záyin Dáleth Villavicencio / @ZayinDaleth3_0
(02 de agosto, 2013).- Cinco meses y 29 vidas después del surgimiento de los primeros grupos de autodefensa en Michoacán, el Gobierno Federal anunció que “entrará de pleno a Michoacán” para recuperar el clima de seguridad del estado tras diez días de sangrientos enfrentamientos.
El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, anunció la permanencia de las fuerzas federales en la entidad luego de reunirse con los principales actores políticos de la entidad –el gobernador interino Jesús Reyna García, legisladores federales y locales, y líderes de distintos partidos políticos.
Osorio Chong garantizó que el Ejército, la Marina y la Policía Federal “continuarán en el estado hasta devolverle la paz y tranquilidad a los michoacanos y hasta que esa entidad tenga las instituciones y la capacidad en materia de seguridad para enfrentar a la delincuencia organizada”.
Emulando el discurso que en 2006 pronunció Felipe Calderón, cuando, también en Michoacán (su tierra natal), anunció su guerra contra el crimen organizado; el secretario de Gobernación aseguró que “vamos a ir municipio por municipio, comunidad por comunidad, a devolverles la paz, la estabilidad y el control a los michoacanos”.
Por su parte, Reyna García aseguró que a más tardar en dos semanas la mejoría en el estado se verá reflejada en la percepción de los ciudadanos. El mandatario estatal afirmó que la mejora no sólo se dará en materia de seguridad, sino en aspectos de desarrollo tales como turismo, educación y agricultura.
Reyna García dijo que la Federación empezará a dar seguimiento puntual a todos los programas que se aplican en la entidad. Incluso, mencionó que en diez días Osorio Chong arribará al estado para tener reuniones por separado con legisladores, empresarios, académicos y otros sectores.
Además, advirtió que por instrucciones de Peña Nieto los secretarios de Estado “acudirán a la entidad a sostener reuniones con todos los sectores, a fin de trabajar cada uno en la materia de su responsabilidad y lograr el desarrollo”.
Osorio Chong reiteró que “el camino no es corto”, pero que se está estableciendo un plazo que se pueda cumplir y que permita a la entidad recuperar la paz y la tranquilidad.
No obstante, ese mismo discurso fue pronunciado el pasado 21 de mayo, cuando el mismo secretario de Gobernación informó que el operativo de seguridad que se implementaría en Michoacán estaría coordinado directamente por el titular de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena), el general Salvador Cienfuegos Zepeda, quien contó con la participación de al menos 5 mil efectivos de las corporaciones federales.
Así, de cara a un intenso despliegue de la Policía Federal y el Ejército Mexicano, Michoacán atraviesa desde febrero de este año el periodo más violento desde que, en el 2006, Felipe Calderón inauguró su guerra contra el narcotráfico.
Esta racha comenzó de manera alarmante el pasado 28 de abril en los municipios de Tepalcatepec y Buenavista Tomatlán, con un saldo oficial de 10 civiles muertos y una cantidad indeterminada de heridos luego de distintos enfrentamientos entre miembros de las guardias comunitarias y comandos armados de los grupos criminales.
Pese al reporte oficial, en las redes sociales circulan cifras de decenas de muertos y fallecidos luego del enfrentamiento suscitado en la región de Tierra Caliente, que se originó tras la difusión en las redes sociales de un mensaje en video de Servando Gómez, alias “La Tuta”, en el que declara la guerra a los grupos de autodefensa.
Días después de que se difundiera el video, aparecieron dos cuerpos colgados del letrero de bienvenida del municipio de Buenavista Tomatlán, quienes presumiblemente pertenecían a esta guardia de civiles armados.
Hasta ahora, la estrategia de Enrique Peña Nieto ha sido la misma que la utilizada por el ex presidente Felipe Calderón, con el despliegue de miles de militares y policías federales en Michoacán, con quienes pretende declarar la guerra al cártel local, Los Caballeros Templarios, entonces conocidos como La Familia Michoacana.
Sin embargo, el sexenio de Calderón, quedó señalado como el más violento con 121 mil 683 homicidios y una tasa de 22 muertes por cada 100 mil habitantes, cifra comparable a la de un país en guerra.