Por: Estela Garrido
Pasadas las 9 de la noche, Los Cojolites, nominados al premio Grammy, abrieron el escenario del Blackberry. Los diez integrantes de la banda, que mezclan son jarocho a su antojo, deleitaron a los puntuales asistentes al concierto que esperaban la presentación de Grizzly Bear.
Entre la percusión en la tarima, las letras sencillas que invitan a salir y explorar, amar y dejar ir, el grupo tocó por poco más de una hora sus jaranas y tambores. La audiencia expectante esperaba a los neoyorkinos, quienes subieron al escenario poco después de las 10 y media.
Ed Droste en su buen intento de español agradeció a la audiencia, la multitud gritó en reciprocidad y empezó el ‘gig’. Speak in rounds abrió el telón para los Grizzly en México, con lleno completo según los organizadores.
Vendría el primer sencillo de su última placa: Sleeping Ute como segunda canción y la audiencia aplaudía la elección de Daniel Rossen. Las luces azules y blancas jugaban en el escenario. Abajo en la pista, la mayoría coreaba y bailaba a ritmo.
Tocaron Yet Again y el recinto de la Condesa lucía lleno. Droste agradecía la asistencia y prometía regresar. Para la quinta del set, los primeros acordes de Slow Life hicieron vibrar a la multitud. La canción, incluida en el soundtrack de ‘Luna Nueva’ de la saga de Crepúsculo, fue una de las más coreadas.
Ed confesaba que la siguiente canción la habían escrito a México y la dedicaba al país sumido en la violencia. Las notas de Little Brother inundaron el auditorio que estaba volcado al escenario.
Grizzly decidió tocar uno de sus playlist más largos: 16 canciones más el encore de dos rolas. Si bien la banda no es grupo unido de músicos que tocan todos amarrados o interactúan en el escenario, son los claros músicos enfocados en el sonido, hablándose entre ellos a través del ritmo.
Chris Taylor hizo gala de sus habilidades: un saxofón, un oboe, una flauta trasversal y el bajo. Droste no se quedó atrás y tocó el omnicordio y los teclados. Todos en Grizzly cantan, incluso Chritopher Bear en la batería. Todos se entregan al mismo sonido que construyen juntos: etéreo y armónico.
Vendrían A Simple Answer, Half Gate y Gun Shy de su última placa Shields y los de Brooklyn demostraron en el escenario por qué fueron incluidos en las listas de lo mejor del 2012. Unidos por sus capacidades musicales, entregados al sonido y claramente cómodos tocando para la audiencia que respondió a la entrega de Grizzly Bear.