El 5 de febrero de 1996, el hoy presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, fue golpeado y descalabrado por policías en Guatacalca, Tabasco. El motivo: una movilización social en defensa de pagos justos a campesinos por parte de Pemex.
En esa época, en Tabasco, López Obrador era uno de los dirigentes de un movimiento social que exigía a Petróleos Mexicanos (Pemex) el pago de precios justos a los campesinos afectados por la construcción de pozos. O, en su defecto, por derrames de los mismos pozos. Por lo que solicitaban que el dinero que Pemex sacaba con el petróleo se viera reflejado en el bienestar de sus paisanos.
Diarios locales de 1996 cuentan que el lunes 5 de febrero de 1996 el líder moral de la izquierda llegó a la plaza del Centro Integrador Simón Sarlat, en Tabasco.
“Unos 1.500 chontales vitorearon a López Obrador cuando el dirigente perredista arribó a la plaza, tras los estallidos de cohetones”, leería la crónica de Filomeno Plata en la edición del diario El Sureste del día siguiente.
El hoy presidente encabezaba un fuerte movimiento en Tabasco en protesta contra Pemex. Al dar su discurso recordó que la toma de 51 pozos petroleros, ocurrida los días 29 y 30 de enero, fue por una declaración de que la entidad era “territorio de desobediencia civil”.
Ese día, AMLO advirtió que “si la represión y el desalojo de los bloqueos a las instalaciones de Pemex continuaba, tomaremos otras medidas, daremos otra vuelta de tuerca”.
Según el diario Tabasco Hoy, dijo: “No estamos dispuestos a seguir viviendo en la miseria, en tanto que una empresa supuestamente propiedad de la nación extrae nuevas riquezas”.
Resistencia civil pacífica: desde hace 16 años ya era el método de AMLO
En su discurso, el mandatario instó a que la gente no pagara la factura de la luz o se resistiera a los intentos de desalojo por la excavación de nuevos pozos: “Cuando lleguen a cortarnos la luz, a desalojarnos de la tierra o de nuestra vivienda, tiren cuetes (sic) para avisar a todos, que se toquen las campanas o el caracol para llamarnos y correr a defender”.
Durante el bloqueo a una carretera, y mientras los manifestantes entonaban el himno nacional con el signo de victoria en sus manos, la policía llegó. Avanzaron sobre la carretera con toletes en mano y grandes escudos. Sin dudarlo atacaron contra la manifestación.
Entre los golpeados estuvo López Obrador. Quien resultó descalabrado y con manchas de sangre sobre su camisa.
Un grupo de reporteros que cubrió el hecho se acercó con AMLO y le preguntó:
—”¿No hubo algún intento de diálogo con usted por parte de los encargados del operativo?”.
—”Sí, pero no entendieron”, alcanza a responder López Obrador.
—”¿Quién dio la orden, señor?”, le pregunta una periodista.
—”Los tres mandos: el Ejército, la Procuraduría y la Policía”, contesta López Obrador.
En ese año, el presidente llegó a decir que “la cárcel es un honor cuando se lucha por la justicia”.
El 12 de febrero la revista Proceso publicó una fotografía del líder de la izquierda después de recibir golpes por la policía municipal.
“Esto soy”: el presidente recuerda la represión
En un texto que Andrés Manuel López Obrador escribió para el documental Esto Soy, el mandatario narró los hechos en los que fue descalabrado.
“De esa época también es el episodio en el que me abrieron la cabeza, con un macanazo, en una de las tantas acciones que hemos llevado a cabo en defensa del petróleo. Por los caminos de las comunidades pasaban las empresas contratistas de Pemex hacia los pozos petroleros, de donde se producen, desde hace años, miles de barriles diarios. En ese tiempo, como ahora, no dejaban ningún beneficio a las comunidades; por el contrario, contaminaban las tierras, el aire y el agua. Aquí se aplica aquello de que estado petrolero con pueblo sin dinero o estado rico con pueblo pobre”, escribió AMLO.