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Hasta el último ucraniano II

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Como apunté en la primera parte de esta serie (Hasta el último ucraniano. 210323) la guerra en Ucrania es una guerra subsidiaria preparada durante años por Estados Unidos y sus aliados en la OTAN. Hice un somero repaso para señalar lo complejo de la historia de ese país, con un origen un tanto impreciso y sujeta al dominio y expolio extranjero prácticamente desde que existe como identidad ucraniana, como pueblo ucraniano. Su conformación actual como país también fue resultado de la voluntad de otros, los mismos que hoy la destruyen.

Abordé el origen de grupos y las milicias de corte fascista y abiertamente nazis porque han jugado un papel mucho más trascendente en el conflicto del que se acepta en general en Occidente. Ha sido minimizado incluso por quienes reconocen su existencia pero la reducen a grupúsculos sin importancia. El fascismo en Ucrania fue alimentado desde el término de la IISGM por los sectores más radicales con poder no sólo en el Congreso, sino en la Presidencia de EUA, desde Nixon hasta Biden, exceptuando quizás a Trump, quien se opuso a la expansión de la OTAN, la frenó y advirtió que de continuar daría inicio a la Tercera Guerra Mundial. La participación de la extrema derecha norteamericana en la promoción del odio antiruso, en el golpe de Estado y el inicio de la guerra en 2014 contra el Donbás, ha sido esencial. La operación especial rusa parece darle la razón -paradójicamente-a Donald Trump.

Casus belli

Para entender más del contexto de esta cruel guerra, vale la pena repasar someramente lo que apunta el profesor John Mearsheimer (2015) de la Universidad de Chicago, considerando que para EUA hay tres regiones estratégicas primordiales en el hemisferio occidental: Europa, Asia Central y el Golfo Pérsico, con obvia predominancia de Europa. Todo lo que suceda en ella y su entorno es materia de seguridad nacional. Respecto a Ucrania, apunta a tres elementos o causas profundas del conflicto.

Un primer elemento es el factor económico: la incorporación a la Unión Europea bajo  condiciones que atentaban contra tratados bilaterales vigentes entre Rusia y Ucrania e implicaban un grave daño a las relaciones construidas durante años, además de impactar negativamente en el intercambio de Europa con Rusia. A ésta no se le escapa que la debilidad económica de Ucrania representa un grave riesgo al acceso a recursos fundamentales, en los que tiene inversiones de gran calado. Ucrania cuenta con la mayor extensión de las mejores tierras agrícolas (tierras negras), además de cuantiosos recursos como titanio, galio, manganeso, tierras raras, hierro, gas y las mayores reservas de litio de Europa, entre otros. 

La postura rusa planteaba que es posible mantener relaciones de entendimiento y cooperación con Ucrania, el resto de Europa e incluso con Estados Unidos, resptetando los intereses legítimos de todas las partes y sin vincular la relación al ámbito militar. Desde la disolución de la Unión Soviética, la Federación Rusa ha ido construyendo una relación confiable y respetable con todas sus contrapartes. Desde sus cuantiosos capitales en el sistema financiero europeo, en Suiza particularmente, hasta grandes coinversiones, como el mismísimo North Stream, en la que participa no sólo capital alemán sino de British Petróleum, por ejemplo. Con Ucrania firmó en 2019 un convenio por cinco años de tránsito de gas a Europa, con dividendos para Ucrania de siete mil millones de dólares. 

El desarrollo del poderío alemán, por ejemplo, es impensable sin la energía barata proveniente de Rusia; hoy Alemania regresó al carbón, a la edad de piedra, pues. Más del 35% del gas que requiere Europa lo ha satisfecho Rusia por tres vías principales: Bielorusia, Polonia y Ucrania, a partir de los años sesentas, sin interrupción.

En cambio, el principal enemigo declarado del North Stream, desde que se anunció su construcción, fue Estados Unidos, que impuso sanciones a algunas empresas participantes, acompañado por Polonia. En 2018, el secretario de Estado de EUA, Rex Tillerson, rechazó el gasoducto y lo consideró una amenza a la seguridad energética de Europa. Polonia, un país que ha vivido del gas ruso desde mediados de los cuarentas, se sumó al unísono, inmediatamente después de firmar un acuerdo con Estados Unidos para comprarle gas. 

No me cabe la menor duda de que los gasoductos North Stream los hizo explotar Estados Unidos con apoyo de Noruega, como lo señaló Seymour Hersh, como lo había advertido Joe Biden y lo festejó Victoria Nuland. Son lo únicos beneficiados. El mismo día de la voladuradura del NS, Noruega inauguró su nuevo ducto hacia Europa, incrementó sus contratos y subieron sus bonos. Estados Unidos duplicó sus ventas a un precio cuatro veces más alto. Se acabaron 60 años de energía barata rusa; ahora es un protectorado de Estados Unidos.

La segunda causa de fondo, el factor fundamental, es la expansión de la organización militar al oriente. Mientras la Unión Soviética tuvo el poder de impedirlo, la OTAN permaneció sin cambios hasta la caída del bloque en 1989. Sin embargo, a pesar de las garantías de EUA y Alemania a Gorbachev de que no se extendería al este “ni un milímetro” -frase de Merkel- si se disolvía la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia, lo cierto es que la OTAN comenzó rápidamente su avance con la incorporación de Polonia, República Checa y Hungría, y más tarde se extendió hasta conformar un bloque casi homogéneo a todo lo largo de la frontera de Europa con Rusia, desde el Báltico hasta el Mar Negro, con el respectivo despliegue de bases militares y armamento nuclear. 

En la agenda abierta de la OTAN le seguían Ucrania y Georgia; en la oculta, ahorcar a Rusia en el Mar Negro, fragmentar la Federación y, en última instancia, absorber Bielorusia. Incluye, también, invadir Siria y bloquear el proyecto chino de la Nueva Ruta de la Seda hacia Europa, en sus dos grandes vías: la que entraría por Turquía y la que iría de Moscú hasta Berlín a través de Bielorusia y Polonia.

El poder norteamericano sabía perfectamente que avanzar al este era avanzar hacia la guerra; aún así, en su reunión de Bucarest en abril de 2008, la OTAN le dio la bienvenida formal a Ucrania y Georgia. La desestabilización en la región, iniciada desde los 90 con las guerras, con un componente de odio étnico evidente, entre Georgia y Osetia (1991-92), que terminó partiendo en dos a ésta última, y sobre todo la de Georgia contra la República Autónoma de Abjasia (1992-2008), conflictos que aún siguen vivos, era un precedente ominoso.

Buena parte de esto es lo que estaba en la mesa cuando se realizó el acuerdo de Minsk de 1991 que creaba la Comunidad de Estados Independientes entre Bielorusia, Rusia y Ucrania, que garantizaba la independencia de cada uno y asentaba el compromiso de reconocer a la Comunidad como zona de seguridad estratégica común. Por ello, la declaración de la OTAN y las acciones derivadas de ella representaron, prácticamente, una declaración de guerra, como lo había reiterado Vladimir Putin desde que llegó a la Presidencia de la Federación en sus negociaciones con Occidente. Incluso Putin fue invitado a la reunión de Bucarest. 

Un cable confidencial, filtrado por Wikileaks, del Embajador norteamericano William J. Burns al entonces Secretario de Estado, Joseph Biden, del 1 de febrero de 2008, no deja lugar a dudas. En él, refiere su reunión previa con el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov. La sola cabeza del cable no deja lugar a dudas de la postura rusa: Nyet is Nyet. “No es No: Las líneas rojas rusas frente a la expansión de la OTAN”.

En esa reunión, Lavrov fijó una posición clara y contundente: la expansión a Ucrania y Georgia es cruzar una línea roja, un punto de inflexión sin vuelta atrás. Franquear esa línea no sólo viola flagrantemente los acuerdos de Minsk de 1991 y multitud de acuerdos bilaterales, sino que representa la ominosa certeza de que la OTAN desplegaría bases militares en esos territorios, como ya lo había hecho en los países incorporados. La sola incorporación a la Unión Europea establecía plazos perentorios para que Rusia retirara su industria militar instalada en Ucrania y desalojara la base militar de Sebastopol. No sorprende que Rusia lo considere una grave amenaza a la existencia misma de la Federación Rusa, además de poner en riesgo el balance geoestratégico y la seguridad en el Mar Negro, el Mediterráneo, Europa, Asia Central y el norte de África, con repercusiones mundiales.

Lavrov llamó la atención, también, de la amenza que representaba la creciente presencia y el empoderamiento de organizaciones radicales con el apoyo de Occidente; amenaza no sólo contra la población de origen ruso, sino contra otras minorías, como moldavos, húngaros, rumanos y polacos. Su ascenso al poder desestabilizaría al país y podría provocar una guerra civil, ante lo cual Rusía tendría que decidir su intervención directa, “y no queremos tener que tomar esa decisión”. Claramente: no queremos guerra. El comentario final de Burns, breve y lacónico, refleja el desdén absoluto hacia su interlocutor; lo único que parece preocuparle es que Rusia use políticamente el conflicto para desprestigiarlos.

La cabeza de la hidra

La tercera causa de fondo está íntimamente ligada con la anterior, sobre todo en la evolución del conflicto interno, el estallamiento de la violencia y la guerra. Se trata de la promoción de la “Revolución Naranja”, mediante el financiamiento de organizaciones de la socidad civil, a través, entre otras, de la Fundación Nacional para la Democracia (NED, National Endowment for Democracy), muy activa en México vestida de rosa. 

La Fundación es una agencia creada en los años ochenta para realizar funciones de la CIA pero con cobertura “civil”, como parte de un proceso de reconversión del sistema de inteligencia en EUA, que descansará ya no sólo en las tradicionales tareas de espionaje y contraespionaje, sino en la cooptación de informantes, divulgadores, promotores y gestores, reclutados en partidos, oenegés, medios, círculos académicos y de influencia y poder en las elites económicas, financieras y políticas, con capacidad creciente para hacer avanzar agendas específicas, brindar información coyuntural y de contexto, desestabilizar países o promover golpes de Estado, cruentos, blandos o mixtos, según sea el caso y la oportunidad. 

En Ucrania se aplicó la receta de la Revolución Naranja al pie de la letra desde los años noventas. Los halcones de EUA, como Clinton, McCain y Lindsay Graham, entre otros, habían estado promoviendo una creciente asignación de fondos para estos menesteres. Para 2015 ya se habían transferido más de 5 mil millones de dólares, con los que se habían creado, por ejemplo, organizaciones civiles, partidos políticos, canales de televisión, así como sitios y plataformas en redes sociales, lo mismo que programas de intercambio académico, con perfil proeuropeo más que antiruso y mucho menos fascista, con discursos en favor de los “valores occidentales” de democracia, libertad y, sobre todo, prosperidad. La promesa del apoyo irrestricto de Estados Unidos y la Unión Europea mostraba un horizonte factible y deseable para una buena parte de la población, agraviada por dura y prolongada crisis económica y una inestabilidad política permanente.

La convocatoria a las protestas, en noviembre de 2013, fue promovida en primer lugar y simultáneamente por muchos de esos medios, organizaciones y partidos, demostrando un nivel de penetración inaudito entre la población, sobre todo entre jóvenes. No en balde fueron estudiantes quienes las iniciaron de manera pacífica. Lo grave para ellos, y para toda Ucrania, es que lo hicieron, sin darse cuenta cabalmente, de la mano de organizaciones y personalidades de extrema derecha, herederos directos de nazis ucranianos refugiados y protegidos en los Estados Unidos, como referí en la entrega antega anterior. 

La avalancha occidental de propaganda, reclutamiento, organización y movilización de la población ucraniana en pos del sueño occidental no reparó en imponer en el gobierno a los nacionalistas radicales que, al día siguiente del golpe de Estado, prohibieron cualquier otra lengua que no fuera ucraniano y, poco más tarde, proclamaron a Stephen Bandera como héroe nacional. Hasta los herederos de los cientos de miles de ucranianos víctimas de los nazis en la IISGM, muchos de los cuales probablemente llenaron las calles de Kiev entre noviembre y febrero, tendrán que rendir homenaje a sus verdugos. ¿Cómo fue esto posible? ¿Qué sigue?

En un siguiente texto trataré de explorar algunas respuestas. Originalmente, me había propuesto escribir sólo dos artículos sobre el asunto. Sin embargo, algunos comentarios y observaciones sobre el primero, me hicieron recapitular. Hasta antes de febrero de 2014, hay abundante información en medios occidentales y ámbitos académicos sobre el acontecer social y político, incluso sobre la ominosa participación del extremismo nacionalista. Sin embargo, su presencia se acalla casi por completo a partir de entonces. Son muy escasos los testimonios posteriores, sobre todo de lo que sucede en el Donbás. Cuando inicia la operación militar rusa, la censura se hace casi total. Es así que decidí extenderme en algunos detalles para ofrecer una versión un poco más exhaustiva de la otra cara de la moneda sobre los sucesos en torno al golpe de Estado ese año y la guerra en el Donbás como causas inmediatas de la intervención armada rusa.

Referencias

Estas referencias complementan a las del artículo anterior y comprenden parte de los materiales utilizados para este y posteriores textos.

  1. James Carden. The Nation. “Congress Has Removed a Ban on Funding Neo-Nazis From Its Year-End Spending Bill”. 14 de febrero de 2016. https://www.thenation.com/article/politics/congress-has-removed-a-ban-on-funding-neo-nazis-from-its-year-end-spending-bill/.

Lev Gioinkin. The Nation. “Neo-Nazis and the Far Right Are On the March in Ukraine”. 22 de febrero de 2019. https://www.thenation.com/article/politics/neo-nazis-far-right-ukraine/.

Gustavo Veiga. Página 12. “Ucrania: la historia del batallón Azov”. 18 de marzo de 2023. https://www.pagina12.com.ar/404472-ucrania-la-historia-del-batallon-azov.

Andrei Fomin. Red Voltaire. “Las masacres de Odessa dan el tiro de gracia a la unidad de Ucrania.” 13 de mayo de 2014.

USA. Department of Defense. Fact Sheet on WMD Threat Reduction Efforts with Ukraine, Russia and Other Former Soviet Union Countries. 9 de junio de 2022. https://www.defense.gov/News/Releases/Release/Article/3057517/fact-sheet-on-wmd-threat-reduction-efforts-with-ukraine-russia-and-other-former/.

Pilar Bonet. El País. “Las dos ucranias frente a Europa”. 29 de noviembre de 2013. https://elpais.com/internacional/2013/11/29/actualidad/1385748525_693419.html.

Manuel Florentín. El País. “El nacionalismo radical en el Maidan”. https://elpais.com/internacional/2014/02/27/actualidad/1393518577_381979.html.

Sebastián Salgado. Tango de Libertad en Lugansk. Episodio 1. En: Data Urgente. 22 de marzo de 2023. https://www.youtube.com/watch?v=YLzg78pHEVQ&t=6s.

Sebastián Salgado. Tango de Libertad en Lugansk. Episodio 2. En: Data Urgente. A exhibirse a partir del 29 de marzo de 2023. https://www.youtube.com/watch?v=2Uaa8nLnMEw.

Oliver Stone. “Ucrania en llamas”. Documental. En: Mesa Redonda https://www.youtube.com/watch?v=ogVr9NzpM8Q.

Gabriel Gatehouse. BBC-Newsnight. “Neo-Nazi threat in new Ukraine”.28 de febrero de 2014. https://youtu.be/5SBo0akeDMY.

Bild. “Kämpfen US-Söldner in der Ukraine?

Thomas Walkom. Toronto Stars. “Why did Canada expel four Russian diplomats? Because they told the truth“. 5 de abril de 2018. https://www.thestar.com/opinion/star-columnists/2018/04/05/why-did-canada-expel-four-russian-diplomats-because-they-told-the-truth.html.

Educa Tolerancia. Con info de Enlace judío. “Alumnos de escuela en Canadá hacen el saludo nazi a maestra judía hija de sobrevivientes del Holocausto”.23 de febrero de 2022.  https://www.educatolerancia.com/alumnos-de-escuela-en-canada-hacen-el-saludo-nazi-a-maestra-judia-hija-de-sobrevivientes-del-holocausto/.

John J. Mearsheimer. The Robert Schuman Centre for Advance Studies. “The causes and consecuences of the Ukraine war. Conferencia. 2022. https://www.youtube.com/watch?v=qciVozNtCDM&t=753s.

Wikileaks. Public Library of US Diplomacy. “Nyet Means Nyet: Russia´s NATO Enlargement Redlines”. 1 de febrero de 2008. https://wikileaks.org/plusd/cables/08MOSCOW265_a.html.

Facebook, Eurasia Daily.Ukrnazis en Donbás”. 29 de febro de 2016. https://www.facebook.com/watch/?v=1578817745742545

Sputnik. “Oficiales georgianos infiltrados entre manifestantes del Maidan.” https://sputniknews.lat/20180214/ucrania-golpe-estado-euromaidan-asesinatos-georgia-1076253133.html.

Michael Bergman. Youtube. 2014. “Breaking: Estonian Foreign Minister Urmas Paet and Catherine Ashton discuss Ukraine over the phone”. https://www.youtube.com/watch?v=ZEgJ0oo3OA8.

  1. The Guns of August: Nazis, Nato and the Color Revolutions. https://www.invissin.ru/topics/ukrain_en/the_guns_of_august/?print=Y.

Conversación entre Nuland y Pyatt. https://youtu.be/MSxaa-67yGM.

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