Por: Enrique Legorreta
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Hablar de enfermedades sexuales siempre es un tabú en la sociedad. Se suele hablar de las enfermedades como factores degenerativos para la salud física. Sin embargo, existen enfermedades que condicionan el comportamiento del ser humano.
La ninfomanía se consideraba un trastorno psicológico exclusivamente femenino, caracterizado por una libido muy activa y una obsesión con el sexo. Según los expertos, esto es cosa del pasado o al menos debería serlo. Lo correcto es decir trastorno de hipersexualidad o de adicción al sexo, es decir, una adicción cuyo fin es conseguir y obtener por todos los medios el placer sexual.
Todo esto interviene de forma relevante en la vida laboral, social y personal de quienes lo padecen. Una persona que se encuentra en su trabajo y debe ausentarse de él durante un tiempo porque tiene necesidad de autosatisfacerse, considerando que esto se repite con frecuencia, es como estar en una cárcel sin salida.
“Se considera dentro de las adicciones de conductas esta situación, ya que no hay ninguna sustancia (de por medio). Se puede equiparar a la ludopatía (adicción al juego) en la que no hay una sustancia como tal (el alcohol, drogas, etc.) que te sacie esa necesidad, sino que es una conducta la que lo hace”, señalan expertos del Instituto de Sexología en Barcelona en su estudio titulado “Trastornos de sexo”.
Las conductas pueden determinarse en distintos tipos: desde la masturbación compulsiva, el uso de pornografía o de líneas de teléfono eróticas hasta encuentros sexuales con personas desconocidas o incluso con profesionales. “La frecuencia de la conducta tiene que ver con las oportunidades que tenga para acceder a la misma. Si el encuentro es con profesionales, depende de la facilidad que tenga para poder acceder a ellas”, detalla el estudio.
En un informe americano, se señala que entre un 3 y un 6% de la población norteamericana padece este trastorno.
El perfil de este tipo de personas es muy variado, pero generalmente suelen tener unas características comunes. Es más frecuente en hombres que en mujeres y más frecuente en adultos jóvenes aunque es un aspecto que abarca demasiado y muchas veces no tiene porqué ajustarse a ese ‘perfil’ o ‘patrón’.
Las sensaciones más frecuentes en las personas que sufren este padecimiento son el sufrimiento, la autodestrucción, la culpa, el remordimiento, etc. Primero sienten el deseo incontrolable de realizar la conducta y luego vienen las culpas y el sufrimiento. Esto hace que disminuya de forma considerable la autoestima y para volver a recuperarla vuelven de nuevo a tener la necesidad de repetir la conducta.
¿Cuándo piden ayuda? Cuando ven que el sexo ocupa en su vida demasiado tiempo, más del que debería. Qué ya no hacen cosas que antes les gustaban hacer porque su tiempo está ocupado en esa otra cosa o cuando ven que su dependencia es tan fuerte que empiezan a tener problemas económicos, laborales o ven que su relaci{on de pareja va a pique.
La hipersexualidad es una de las dependencias menos conocidas y visibles, puesto que las personas que la padecen suelen mantenerla oculta y disimularla, sobre todo con las personas conocidas (con quienes se muestran incluso como tímidos). Se estima que hasta el 6 por ciento de la población lo padece, y que sólo el 2 por ciento de las personas afectadas son mujeres.