Una de las zonas más afectadas por la contaminación en la frontera norte está por dar un giro radical. México y Estados Unidos acordaron una inversión conjunta sin precedentes para rescatar el sistema de aguas residuales en la cuenca del río Tijuana-San Diego, con la mirada puesta en la salud, el medio ambiente y la dignidad de quienes viven en esa región.
México aportará 93 millones de dólares, unos mil 700 millones de pesos, para ampliar la Planta de Tratamiento de San Antonio de los Buenos, ubicada en Tijuana, informó la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Alicia Bárcena, durante la Mañanera del Pueblo de este viernes 25 de julio. A esta inversión se sumará un esfuerzo financiero del gobierno mexicano a través de la Secretaría de Hacienda.
Esta obra forma parte de un paquete de 17 proyectos acordados por ambos países en un memorándum de entendimiento firmado recientemente. Cinco ya están concluidos y 13 más están en proceso, con la meta de entregar resultados entre 2025 y 2028. La visión es clara: sanear la cuenca compartida, detener los derrames de aguas negras y avanzar hacia una economía circular en la frontera.
Los proyectos contemplan la rehabilitación de colectores e interceptores, la conducción del agua tratada desde las plantas Arturo Herrera y La Morita, y la exploración de nuevas rutas para mejorar el tratamiento integral en la región.
Además, el acuerdo binacional pone sobre la mesa otros desafíos ambientales compartidos, como la importación de llantas usadas desde Estados Unidos, que terminan abandonadas en México, contaminando el aire, el suelo y agravando el problema de los residuos sólidos.
“Ya estamos trabajando con autoridades de Estados Unidos para frenar esta práctica. Lo que queremos es avanzar hacia el reúso y reciclaje real”, enfatizó la titular de Semarnat.
En total, la inversión estimada supera los 693 millones de dólares, lo que representa uno de los compromisos ambientales más grandes en la historia reciente de la relación bilateral.
Este memorándum es también el primero que se firma bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum y Donald Trump, marcando una ruta de continuidad y colaboración en temas urgentes como el agua, el saneamiento y el combate a la contaminación transfronteriza.
Con voluntad política, recursos concretos y visión ambiental, la frontera norte se encamina a dejar de ser un foco rojo ambiental para convertirse en un ejemplo de saneamiento binacional.