Hubo una campaña contra los partidarios de AMLO basada en prejuicios de clase; “nada más les faltó decir que para gobernar se necesita un buen color de piel”: Meyer

El historiador Lorenzo Meyer afirmó que “hubo una campaña contra los partidarios de Andrés Manuel López Obrador basada en prejuicios de clase”. Durante un seminario en El Colegio de México (Colmex), el académico sostuvo que ese clasismo está basado en un “miedo a las masas”, informó Reforma.

Señaló que Morena, además de un partido político, es un movimiento social que aglutina, en su mayoría, a las clases populares. “Nada más les faltó decir que no tienen clase, que para gobernar se necesita un buen color (de piel), un doctorado, si se puede, del exterior, como Meade –aunque su tesis no tenía nada que ver con México, pero, en fin, era un doctorado–, y se muevan en esos círculos (de tecnócratas)”, planteó.

“Morena es un partido-movimiento que no son los otros (partidos), es algo extraño, todavía no alcanzamos a distinguir bien dónde empieza el movimiento y dónde termina el movimiento y viceversa, pero sí es una organización política que apela a las clases mayoritarias, las clases populares, bajas”.

“Y también tiene ya un eco en las clases medias, pero la propaganda que se usó en 2006, en 2012 y ahora en 2018 tenía mucho de clasista, de tenerle miedo (a las masas)”, abundó.

Meyer expuso que hay una historia de movimientos de masas que tuvieron protagonismo en gestas políticas, como en la Independencia y la Revolución, y que en todos los casos ha habido rechazo hacia sus bases.

“Ver a los zapatistas entrar a la Ciudad de México fue, para una parte la población mexicana, una verdadera desgracia; estaban más aterrorizados (de eso que) de lo que verdaderamente pasó”, ilustró.

En el caso de la pasada elección, dijo, la campaña contra Morena usó como ejemplo a Venezuela para revivir el recuerdo de la inflación y la devaluación del peso que sufrió México.

“El recuerdo de esa inflación despertó en esta elección, no la esperanza, sino el miedo, el miedo a la (usanza de) Ortega y Gasset, el miedo a una rebelión de las masas, y creo que tienen cierta razón de tener miedo”, señaló.

El historiador dijo que, quizá, fue ese mismo miedo el que disuadió a los adversarios de López Obrador de cometer otro fraude electoral. “Si la burra no nació arisca: los fraudes y los palos la hicieron. Tenemos la elección de 2017 en el Edomex y en Coahuila, que fue muchas cosas, menos una elección limpia, ése es el antecedente inmediato.

“Que no lo hicieran esta vez, a lo mejor se volvieron inteligentes y dijeron: ‘bueno, ya no, si nos resistimos (a ceder el poder) ya puede haber un problema mayor, más vale empezar a adaptarnos y negociar'”, describió, de acuerdo con la publicación de dicho medio. 

“Creo que la capacidad que va a tener ahora (López Obrador) de llamar a las masas, si es necesario, va a ser interesante si las llama o no, o si le responden o no; es algo que, por ejemplo, Peña Nieto no tendría aunque hubiera querido”, resumió.

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