La corrupción y una amplia red de complicidades entre los diferentes niveles de gobierno y en las distintas instancias oficiales explican el robo de combustible, la redituable extracción de gasolina y otros hidrocarburos a través de tomas clandestinas, la cual permanece en total impunidad. Se trata de redes de criminales sin escrúpulos de cuello blanco, entre los cuales habrá de incluir a integrantes de gobiernos estatales y de la administración pública federal, así como del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), y de la delincuencia común, las cuales corrompen, manipulan, intimidan y amedrentan a comunidades enteras.
Para Pemex surgió el argumento para intentar deslindar su responsabilidad y de paso instalar, con el escándalo, otra de esas cortinas de humo a las cuales esperan acostumbrarnos. Ahora dicen son los chupaductos quienes impiden a la petrolera entregar buenos resultados. El incremento delictivo en contra de sus instalaciones registra: instalan una toma clandestina cada 2.4 kilómetros de la red por donde se transportan hidrocarburos, petrolíferos y petroquímicos, estimada en 17 mil kilómetros y operada por la recién creada filial Pemex Logística.
Al concluir 2008 se tenía el registro de 392 tomas clandestinas, ocho años después la cifra ascendió a 6 mil 873 perforaciones. La bitácora de Pemex en el primer bimestre de 2017 arrojan casi 29 perforaciones por día en su red de ductos. Lo anterior pese a que de 2008 a la fecha ha puesto en operación al menos 15 programas de seguridad con un costo que supera los 28 mil 312 millones de pesos, los cuales van desde el uso de drones, aviones y lanchas no tripuladas, vehículos tácticos de reacción rápida, radares, Sentinel, un sistema de monitoreo de ductos, (SCADA), la construcción de un centro de inteligencia en la ex Refinería 18 de Marzo, actualización de las plataformas informáticas y la adquisición de unidades de puesto de mando móviles, así como la construcción de guarniciones militares, entre otros.
Sorprendente información y referencias y de lo invertido ya mejor ni hablamos. Así como en bebederos no vistos la SEP ha gastado 3 mil millones de pesos, los de la petrolera llevan 28 mil 312 millones de pesos. Son tan fregones los delincuentes mexicanos que ni los drones, ni los aviones, ni los vehículos tácticos de reacción rápida, ni los radares dieron con su actividad durante las últimas dos décadas. Invisibles para la autoridad resultaron los chupaductos. La tecnología de los centros de medición de presiones resultó deficiente frente a la capacidad de este grupo de mexicanos movidos por el hambre y extorsionados por quienes acumulan fortunas justamente por lograr “desaparecer” miles de millones de pesos y lo supuestamente adquirido con esas sumas.
Ante la Procuraduría General de la República se han presentado denuncias en contra del dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), Carlos Romero Deschamps, y miembros de su comité ejecutivo, quienes “están involucrados en la red de robo de gasolinas en todo el país”. De acuerdo a las querellas presentadas por el Frente Nacional Petrolero y la Gran Alianza Nacional Petrolera en estos actos ilícitos están implicados “los caciques de las secciones 1, 11, 15, 24, 34, 35, 36, 40 y 44 del STPRM”. No se duda en ningún momento pudiera existir una participación directa de este líder cuya corrupción será recordara por lo menos un Siglo, pero también están quienes dicen ponían en operación todo el equipo referido, quienes declaran poseer tecnología cuando lo más primitivo, mandar a pie a checar de manera personal las líneas de conducción de combustible, ha resultado muy efectivo en otros países, más aún cuando reciben alertas sobre pérdida de presión por mal flujo del combustible.
El seguimiento a estas denuncias se encuentra en el expediente 2017116DFU-GJFA. Se han presentado pruebas, señalan esas organizaciones: Romero Deschmaps e integrantes de su comité, como Ricardo Aldana y líderes seccionales, “controlan los gasoductos y oleductos del país, en los que se lleva a cabo el mayor desfalco por robo de gasolina, diésel y otros derivados, por lo que obtienen ganancias millonarias”. En las denuncias también se incluyen pruebas de los desvíos, malversación de fondos, vínculos con la delincuencia organizada y otros ilícitos.
Las denuncias, que no han prosperado, son la más clara muestra de las complicidades tejidas por el comité de Romero Deschamps y diversos seccionales; “forman parte de la delincuencia organizada que tiene las manos metidas en el hurto mayor de combustibles a Pemex en todo el país, por lo que se han convertido en prósperos mercaderes, en complicidad con altos jefes administrativos de la empresa”. La punta de la madeja existe y solo falta tirar de ella. Lástima no exista voluntad política para ello y mucho menos decisión de acabar con la corrupción.
En otro renglón, además de endurecer las penas de cárcel contra los huachicoleros, senadores del PRI, PRD, PT y Morena demandaron crear una comisión para investigar la corrupción de funcionarios involucrados y la comparecencia de cuatro funcionarios federales. Legisladores priístas pastoreados por el yucateco Emilio Gamboa empujan un periodo extraordinario para aprobar las reformas a la Ley Federal para Prevenir y Sancionar los Delitos Cometidos en Materia de Hidrocarburos. De aprobarse esas modificaciones, la ordeña ilegal podría ser castigada hasta con 30 años de prisión y multa de 25 mil veces el valor de la Unidad de Medida y Actualización (UMA).
En tanto, la bancada del PT y Morena se pronuncian por crear una comisión especial para investigar la corrupción de políticos y funcionarios que está detrás de la ordeña ilegal de combustible. El próximo miércoles esta propuesta será llevada a la sesión de la Permanente, para que diputados y senadores ayuden a determinar el involucramiento de servidores públicos municipales, estatales, federales y hasta trabajadores de Pemex en este delito. Porque las leyes “modernas” y su aplicación será justo contra los chupaductos pero, dejará a salvo y libres a la otra delincuencia, a la de cuello blanco.