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Inicia la efervescencia político-electoral 2016

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El fin de semana César Camacho, líder nacional del PRI sostuvo que no es el momento de los destapes de candidatos para la Presidencia; un llamado o una respuesta a lo que se ha visto en los últimos días que se antoja tardía y muy débil. Más bien parece una incitación a que sigan adelante tanto panistas como perredistas y a que los tricolores que forman grupos empiecen a mostrarse abiertamente para saber, más que para decidir, en donde están quienes no van a aceptar tan tranquilamente lo que el gran dedo decida para la sucesión. Ahora que tal fenómeno se ve repercutido en las Entidades, en doce de ellas, en donde habrá elecciones el primero domingo de junio del próximo año.

Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala y Veracruz tendrán votaciones para elegir no solamente gobernador sino presidencias municipales y Congreso local, a excepción de los veracruzanos que no vivirán el proceso para alcaldes. Si las elecciones del 2015 nos tuvieron sorpresas reservadas para el último momento como lo fueron la llegada de los independientes, importante no en número sino en posibilidades de sacudirnos el yugo de los partidos políticos, las del 2016 no serán menos impactantes ya que están a la vista Entidades en donde los ciudadanos no han optado por ninguna otra organización que no sea la tricolor.

Durango, Hidalgo, Quintana Roo y Tamaulipas solo han tenido gobiernos priÍstas, sin embargo la mitad de ellas podrían experimentar con la alternancia, con lo que esto quiera decir porque resulta que aún y cuando el elegido pertenezca a otro partido político la experiencia nos marca que resultan incapaces de establecer gobiernos diferentes, se montan exactamente en la misma estructura de su antecesor y luego se quejan amargamente de que ninguna de sus “iniciativas” pudo encontrar aterrizaje, lo cual no es novedoso ya que no puede pretenderse obtener resultados diferentes cometiendo los mismos errores sólo que, con distinto nombre y encima utilizando el mismo equipo de base, la burocracia heredada con todos sus trueques y corruptelas y sin combatir los vicios enraizados.

Herrera Calderas es, sin temor a equivocarse, el gobernador de Durango más gris que hubiesen padecido. Esa Entidad, en algún momento tuvo la oportunidad de darle un giro completo a la política lugareña, sin embargo pudo más el cacicazgo heredado por décadas y perteneciente a los grupos de más bajo nivel social y a la clase trabajadora ligada al volante, que las posibilidades de ejercer un mando diferente. Curiosamente esta etapa de posible cambio surgió con la llegada del panista Rodolfo Elizondo Torres a la alcaldía. El ex titular de turismo con Fox y Calderón, tuvo como contrincante a un Luis Ángel Tejada Espino del PRI quien, antes del cierre de las casillas felicitó al panista por su triunfo. Con el petista González Yáñez también pudieron dar un viraje desde la capital de la Entidad, pero todo se frenó, y en ese todo se incluye la dinámica de desarrollo del Estado.

Las páginas de la historia de Durango tienen tantos pasajes que, de no ser porque antecedieron a las desgracias que llegan con la paralización, resultarían muy cómicas. Pero lo mismo se registra en Hidalgo en donde las promesas de desarrollo, de reconocimiento se fueron de los niveles universitarios a los futboleros o de convertirse en el gran centro de distribución de gasolinas merced a la instalación de una indispensable refinería o ser el punto de aterrizaje y despegue de las operaciones aéreas internacionales con todo lo que esto conlleva. Pero todos esos planes, al igual que sus últimos gobernadores, resultaron todo un fracaso y como ellos, se quedaron en las buenas intenciones plasmadas en papeles que, como dice el viejo refrán, todo lo aguantan. Y por lo que se ha visto, los hidalguenses, también.

Nacidos en esa Entidad y gobernadores ambos, están el titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y Jesús Murillo Karam, de la SEDATU; el segundo con mucha más influencia en la política ya que fue quien llevó al actual responsable de la construcción del Aeropuerto de la capital de la República, Manuel Ángel Núñez Soto a la gubernatura y aprobó que éste designara a Osorio Chong como sucesor. La influencia de Murillo puede medirse hasta dentro de su círculo de funcionarios de gabinete descendientes de libaneses que prevalece en torno a Peña Nieto. Quien aspira a ser el abanderado tricolor tendrá que pasar, sin duda alguna, por este “colador” político y ser parte de él.

Tamaulipas ha recibo sacudida tras sacudida y no sólo en lo que se refiere a la inseguridad reinante, al contrabando, a lo que significó durante décadas como paso de migrantes procedentes tanto de Centro y Sudamérica, sino también por sus últimos gobernadores ligados, incluso a nivel internacional, al narcotráfico. Tomás Yarrington ocupó durante varias semanas un lugar en la agenda de persecución de los Estados Unidos, llegando inclusive a solicitar su presentación. En las mismas está Eugenio Hernández, quien una y otra vez advierte que su dinero es producto de actividades lícitas aún y cuando la fortuna es cuantiosa y la de varios miembros de su equipo de trabajo, también.

No es fácil determinar cuál ha sido el momento del derrumbe tamaulipeco ya que con Américo Villareal al mando comenzó una etapa diferente en la que al paso de indocumentados le seguía el contrabando de sorgo y las dificultades permanentes con el entonces muy fuerte Sindicato petrolero comandado por Joaquín Hernández Galicia “la Quina”. Si bien no se constituía la entidad como un modelo de impulso económico, la actividad petrolera ligada a la comercial surgida por el paso, por la frontera con los EU, permitieron la existencia de una clase media que ha desaparecido y que, en el mejor de los casos mantuvo sus comercios y empresas pero los dueños se cruzaron al país vecino.

Los “destapes” de quienes aspiran a gobernar esas Entidades están a la orden del día y en cada lugar tienen características muy especiales ya que las cámaras, tanto de diputados como de senadores, ya no se consideran un auténtico semillero virtud a la mala fama que antecede a los legisladores y a su participación y votación favorable a muchos renglones que han afectado severamente la vida de los ciudadanos. Así, los nombres surgen o de las alcaldías o de los equipos de colaboradores cercanos a los mandatarios actuales, sobresaliendo en algunos casos, como es en Hidalgo, la permanencia de cacicazgos que se han encumbrado borrando a los anteriores a los cuales sólo se les utiliza para garantizar apoyos económicos a cambio del mantenimiento de muchas prebendas.

En Quintana Roo se ha dado luz verde para que los que tienen y están en condiciones de aspirar a la gubernatura saquen de una vez por todas la cara. Hasta ahora se señala a cinco, tres son alcaldes: Mauricio Góngora, Paul Carrillo y Eduardo Abupxaqui, dos representan el Norte y el último el Sur. Uno más es el líder del partido a nivel estatal, nacido también en el Sur de la Entidad y el último es diputado federal electo surgido del Congreso local. Quienes han tenido contacto con un mayor número de munícipes son dos, Mauricio Góngora, presidente municipal de Solidaridad, a través de la representación con la que cuenta a nivel nacional de los 10 municipios quintanarroenses, y José Luis Toledo por la campaña que terminó y que incluye en el Distrito II que representa a 6 municipios.

Ahora bien, al acortarse el tiempo de gobierno de Roberto Borge, este año representa el de la muestra de lo que se ha logrado durante todo el mandato y ante los resultados obtenidos en diversas áreas, pero fundamentalmente en lo que se refiere a las inversiones que siguen acumulándose, al empleo que éstas generan y a las obras que, como en el caso del Auditorio del Bienestar, marcan un antes y un después en las promoción del destino como puntal turístico nacional, no parece el tiempo adecuado para que los que aspiran a sucederlo hagan patente una lejanía ya que el éxito de esta Entidad en esa materia ha sido precisamente la continuidad.

La desesperación empieza a sentar precedentes dentro de estos aspirantes, situación de la que se mantienen alejados tanto Góngora como Paul Carrillo, quienes en todo momento siguen manifestando su integración a un equipo que trabaja para beneficio del Estado, de tal suerte que el “descarte” en Quintana Roo se viene presentando solo y si a ello se le agrega la posibilidad de que sean nuevas reglas las que imperen en el último momento para la selección final, sin que en ella tenga nada que ver el centro del país y quienes desde ese punto intentan promoverse, la sucesión será, como lo ha sido en los últimos tiempos tersa, sin alteraciones para los ciudadanos y bajo el sello de un gran conocimiento en materia turística, base económica de la Entidad ligada a la experiencia que brinda el gobierno autónomo.

El reordenamiento electoral habrá de dar nuevos calendarios a la Entidad sin que ello afecte el de la gubernatura, sino tal vez el de las presidencia municipales que verán acortado su periodo en dos años, aunque bien podría aprovecharse la jurisprudencia existente para que, quienes resultaron electos, puedan reelegirse para el periodo siguiente. En esto se puntualiza la voluntad política para hacerlo ya que está sobre la mesa la autorización para un periodo municipal de cuatro años en otra de las Entidades del país.

Habrá que seguir con lupa el acontecer en el resto de Estados en los que habrá elecciones tanto para gobernador como para diputados locales y presidentes municipales, sin olvidar que en ellos habrá, como en los casos de Oaxaca y Puebla un número considerable de municipios, en el primero 570 y en el segundo 217, por lo que aunados al resto dan como resultado la participación de miles de ciudadanos que aspirarán a un cargo público ya sea a la cabeza o en las regidurías, independientemente de las curules, resultando las plurinominales las más disputadas.

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