Adalberto Ortiz
Cofundador de Banpay y activista por los Derechos Financieros
Fuimos testigos de cosas interesantísimas en la 83 convención de banqueros que tuvo lugar la semana pasada en Acapulco. Cada vez se reconoce con más claridad el vínculo entre la inclusión financiera, la banca digital y un desarrollo más equitativo para la población.
Por ejemplo, los datos que presentó Arturo Herrera, secretario de hacienda, sobre el comportamiento que tuvo el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, nos comprueban fehacientemente el potencial y lo necesario que es la banca digital para construir una sociedad más equitativa.
900 mil cuentas aperturadas digitalmente, de éstas el 65% no solicitaron siquiera tarjeta bancaria, y menos del 1% acudieron a una sucursal. ¿Qué nos dice esto? El nombre del juego es: banca digital. Y los jóvenes lo demuestran. Las sucursales ya no son necesarias, en el mejor de los casos son un recordatorio de una forma de ver la banca que ya no tiene cabida.
Yo me pregunto, con estas cifras, ¿por qué empeñarse en construir sucursales cuando se tiene la figura de las corresponsalías bancarias? Bajo esta figura, en muy corto tiempo se podrían abrir miles o decenas de miles de sucursales, por una fracción del costo, y además, empoderar a los pequeños comercios dándoles una fuente de ingresos extra. Imagina un poblado donde no hay bancos, pero seguro hay diez tiendas de abarrotes, ahí ya tienes entonces diez corresponsales bancarios. Brindas acceso a la banca a la población, generas ingresos que se distribuyen más equitativamente y fortaleces la economía local.
La 4t ya ha demostrado indiscutiblemente y con mucho éxito, la viabilidad de la banca digital, sólo les falta atreverse a dar el último salto hacia un futuro donde, en efecto, la prosperidad sea para todos.