I.- En marzo de cada año resaltan dos fechas. El nacimiento de Benito Juárez en 1806. Y la celebración de la Expropiación Petrolera de Lázaro Cárdenas en 1938. Y es que esos dos mexicanos ilustres representaron el republicanismo y la democracia, para resolver, con más de las dos, los problemas que enfrentaron coordinando y representando políticamente a los mexicanos. Y le dieron a nuestra historia una dimensión favorable al pueblo.
Pero ambas fechas dejaron de ser acontecimientos de reflexión, pues los presidencialismos contemporáneos –de Echeverría a Peña– fueron desnaturalizándolos para convertirlos en símbolos vacíos de su carga histórica. El oaxaqueño y el michoacano fueron mexicanos que lograron ser Estadistas, porque fueron dos cabezas políticas que resolvieron problemas a favor de la Nación. El Estado laico, republicano, constitucional de 1857 con la gloriosa Revolución de Ayutla de Juan Álvarez, la victoria sobre la invasión del napoleoncito tercero y la afirmación republicana con democracia, le dieron a los hombres de la Reforma y sus leyes la grandeza representada por Juárez; político con el agregado de Estadista que logra, con ellos, conmover a todo un pueblo que lo siguió.
II.- De las filas de la Revolución de 1910-1917 irrumpe Cárdenas quien, apegado al imperio de ley constitucional y su interpretación democrática-republicana, rescata para el pueblo la riqueza petrolera ahora entregada por los peñistas a los de la contraexpropiación, para privatizar lo que queda de ese recurso natural. Lázaro Cárdenas es otro Juárez. Y así, tenemos dos estadistas que el presidencialismo moderno ha querido convertir en fechas sin sentido histórico. Los dos discursos para hacer como si importaran, respecto a la Expropiación Petrolera de 1938, en boca de Peña y el del natalicio de Juárez por el ex rector de la UNAM, ahora secretario de Salud, José Narro, fueron retórica. Peña para seguir mintiendo sobre Pemex. Narro para pedir “unidad” en lugar de unión y defendiendo a Peña, ya que los mexicanos seguimos negando que haya hecho algo por el país. Y, en cambio, continúa sembrando problemas y desnacionalizado al pueblo con su antirrepublicanismo, corrupción e impunidad a su amigo-cómplice: Moreira, etc.
III- Borrados de la historia por el presidencialismo peñista, los dos estadistas son hechos permanentes de dos giros de 180 grados en lo que ha sido la continuidad generacional del pueblo. Pero Juárez y Cárdenas mantendrán su vigencia, en tanto que Peña será recordado, si acaso, como Salinas, Zedillo, Fox y Calderón; es decir: como un presidente del montón que asaltó el poder presidencial para desgracia del país. Urge ya que concluya este sexenio, que en estos tres años terminó con lo que empezaron esos ex presidentes: destrucción y desgracia sobre desgracia social, económica y política, porque Peña no tiene ninguna cualidad del político. Como llegó se irá a esconder al Estado de México donde Videgaray será el desgobernador porque ya no quiere el queso de la sucesión presidencial, sino salir de la ratonera de su neoliberalismo económico.
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