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Karen Rebeca Esquivel, inconsistencias y dudas sobre su desaparición y asesinato

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Por: Ivonne Acuña Murillo

Al filo de las 3:20 p.m., del jueves 22 de septiembre, Karen Rebeca Esquivel Espinosa de los Monteros descendió del auto de unos amigos para dirigirse a su trabajo. La dejaron muy cerca de una conocida farmacia ubicada en Avenida Lomas Verdes esquina López Mateos, en Naucalpan, Edo. de México, una zona residencial de clase media y media alta, muy transitada. De acuerdo con la descripción hecha en Facebook, en la página Primera Voz. Información objetiva.

Edad 19 años, 1.68, 60 kgs. aproximadamente, cabello muy rizado, morena, boca ancha.
Camiseta naranja de tirantes, leggins negros y chamarra beige, tenis.
Tatuaje con números romanos debajo del cuello, piercing en la nariz del lado derecho.
Según se reporta en la página de Facebook Denuncia Ecatepec.

No es esta la única versión del caso, en Hoy Estado de México se afirma que “Jovencita desaparece en Naucalpan después de solicitar aventón a la Farmacia San Pablo, para de ahí dirigirse a su trabajo, al cual nunca llegó. En otra información se indica que no fueron “amigos”, sino “una amiga”, quien la dejó en la esquina referida. Se agrega que, en dicha farmacia, tramitaría un certificado médico, para de ahí dirigirse a su trabajo.

Se sabe, a partir de la información publicada en el sitio Red-acción.mx Periodismo a Contraluz, que estudiaba y jugaba tocho bandera en la UNITEC campus Atizapán, institución que exige se haga una investigación exhaustiva.

Como puede observarse hay coincidencias en la descripción, el lugar y hora donde fue vista por última vez, no así en cómo y con quién llegó a la esquina citada y en qué haría en ese sitio. Primera inconsistencia.

Para desgracia de Karen Rebeca y de su familia, la chica fue encontrada muerta al interior de una maleta. Medios como el Periódico El Universal y Excélsior, reportaron en sus portales que el hallazgo se hizo después de 6 (seis) días de búsqueda; esto es, el 28 de septiembre. Sin embargo, en la nota de El Universal se afirma que el domingo 25, 3 (tres) días después de su desaparición, vecinos reportaron la presencia de la policía en la misma vivienda donde la policía ministerial afirmó haber encontrado una maleta que despedía un “olor raro” con los restos de la desafortunada joven y de una segunda mujer, Adriana Hernández Sánchez, de 52 años, la cual también había sido reportada como desaparecida el mismo día, pero en un punto distinto del municipio de Naucalpan, en la colonia Jardines de San Mateo, no muy lejos de la farmacia citada.

Mientras que en Excélsior se destaca la frase “2 cuerpos fueron encontrados el domingo pasado en maletas”, al inicio de la nota se sostiene “Luego de seis días de búsqueda, el cuerpo de Karen Rebeca Esquivel Espinosa de los Monteros, de 19 años de edad, fue hallado presuntamente dentro de una maleta”. Este medio cierra la nota diciendo que La PGJEM confirmó que el cuerpo de Karen fue localizado el 25 de septiembre y una vez realizado el hallazgo, mediante las diligencias correspondientes, la familia de (sic) reconoció el cadáver, el cual les fue entregado.”

En contraste, en el sitio México Hallazgo se afirmó que “El domingo hallaron dos cuerpos dentro de dos maletas abandonadas en la calle Presa Necaxa en la colonia El Tejocote, del mismo municipio. Versiones extraoficiales señalaron que uno de los cuerpos pertenece a Karen, sin embargo, las autoridades no han confirmado los hechos.”  En el mismo sitio se afirma que en un principio se dijo que los cuerpos encontrados pertenecían a dos hombres. O sus restos aparecieron 3 días después de su desaparición o después de 6 días de intensa búsqueda, en una o dos maletas y eran hombres o eran mujeres. Segunda inconsistencia.

Quien esto escribe escuchó dos versiones en torno a dónde fueron encontradas las maletas o maleta, en algunos medios radiofónicos se dijo que fuera y en otros que, dentro de una vivienda ubicada, eso sí, en el domicilio ya mencionado. También se afirmó que el cuerpo de Karen Rebeca y el de Adriana presentaban signos de tortura, lo cual no ha sido replicado por todos los medios que han dado la nota, si por La Jornada en línea, donde se indica que “autoridades ministeriales confirmaron que se trata de dos homicidios que serán investigados con perspectiva de género debido a que las víctimas habrían sido torturadas y sus cuerpos envueltos en cinta canela o hules, lo que advierte de (sic) un exagerado uso de violencia”. La o las maletas fueron encontradas dentro o fuera de la vivienda y tenían signos de tortura o no. Tercera inconsistencia.

La última noticia del caso, dada a conocer por el Procurador General de Justicia del Estado de México (PGJEM), Alejandro Gómez Sánchez y según una nota de Proceso.com.mx., es que están tras la pista de un “franelero”, Fernando González García, de 35 años, complexión robusta, tez morena y 1.75 metros de estatura, quien cuidaba coches fuera del gimnasio donde Karen Bebeca trabajaba, según Proceso, o hacía ejercicio, según Publimetro, y a donde supuestamente se dirigiría después de ir a la farmacia y ¿a su trabajo? Gómez sostiene que también Adriana Hernández, la otra desaparecida, asistía a ese gimnasio ¿a trabajar o a hacer ejercicio? y que ambas habrían tenido un altercado con el franelero. Karen Rebeca ¿trabajaba en el gimnasio o sólo asistía a hacer ejercicio? ¿le daba tiempo para estudiar, jugar tocho bandera y trabajar? O ¿para qué iba a otro gimnasio si ya hacía deporte en la universidad donde estudiaba? Cuarta inconsistencia.

Se busca también a un supuesto cómplice del franelero quien le habría ayudado a secuestrar y matar a las dos mujeres. Cabe resaltar que el gobernador Eruviel Ávila ofrece 500 mil pesos de recompensa a quien proporcione datos de ambos sujetos.

Las inconsistencias aquí ofrecidas pueden adjudicarse a un descuido o una confusión a la hora de escribir y compartir la nota, a un error o varios errores cometidos por los reporteros y reporteras que cubren la fuente del Estado de México, a la prisa de los medios de comunicación por reportar ambos hechos, primero la desaparición y después el hallazgo. Sin embargo, una mirada más atenta podría conducir a sospechar la construcción del caso, tal vez no la desaparición ni el asesinato de ambas mujeres, pero si en torno a los sucesos previos, el secuestro mismo, la relación de ellas con el presunto asesino, los móviles de éste y su supuesta culpabilidad.

Primera duda, ¿qué tan grave pudo ser el altercado entre el franelero, una jovencita de 19 años, a quien describen como alegre y amable, y una mujer con discapacidad intelectual, según se indica en la ficha de la desaparición de Adriana Hernández elaborada por la PGJEM, modulo Odisea Tlalnepantla y quién salta a la luz pública sólo hasta que su cuerpo es encontrado junto con el de Karen Rebeca?

Segunda duda, ¿cuánto tiempo le llevó al franelero seguir a las víctimas, conocer sus rutinas y horarios para estar en el momento justo y el lugar exacto, en un mismo día, interceptar a ambas mujeres y subirlas a su camioneta (misma que ya está en poder de la PGJEM), ayudado por su supuesto cómplice?

Tercera duda, ¿por qué si Karen Rebeca fue vista, por última vez, en un lugar sumamente transitado y a plena luz del día no se han citado testimonios de personas que habrían presenciado el momento en que fue subida a la camioneta del franelero?

Cuarta duda, si así fue ¿por qué no hubo llamadas urgentes a la policía reportando el secuestro, videos de testigos o alguna grabación dando cuenta de lo sucedido? O, ¿es acaso que, esa información está siendo reservada para luego darla a conocer a cuenta gotas, cuando aparezcan más inconsistencias?

Quinta duda, ¿por qué no se resuelven, con la misma celeridad (3 ó 6 días), los otros casos de jovencitas desaparecidas en el Estado de México, en municipios y lugares donde habita gente de escasos recursos? ¿hay un sesgo clasista en todo esto? ¿con las chicas que pertenecen a la clase media o media alta hay prioridad y las familias pobres deben esperar días, semanas, meses, años para saber lo que les ocurrió a sus hijas, en el mejor de los casos, pues algunos no lo sabrán jamás? O tal vez, ¿el caso de Karen Rebeca es relevante, no sólo por la zona en que ocurrió, su origen social y la relación de su madre, Becky Espinoza, publirrelacionista de talla internacional, con integrantes de los medios de comunicación, quienes de inmediato dieron a conocer la desaparición, sino por las aspiraciones presidenciales del actual gobernador del Estado de México, dado que un escándalo de esta magnitud mancha lo que pretende ser un buen resultado en el marco de su Quinto Informe de Gobierno, a pesar de que el Estado de México es una de las entidades con mayor número de personas desaparecidas en el país, en particular mujeres?

De acuerdo con datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), en los últimos meses se han extraviado 881 mujeres, la gran mayoría con características y edades similares, siendo el 2016 el año con mayor número de desapariciones en municipios conurbados del Estado de México, alrededor del 73%, de mujeres cuyas edades se concentran en el rango que va de los 14 a los 29 años”.

Sexta duda, ¿pretende el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, fabricar con gran celeridad a un chivo expiatorio, un hombre de escasos recursos con muy pocas posibilidades de pagar por su defensa, que desvíe la atención de un problema que involucra al crimen organizado como apunta el hecho de la existencia de un perfil de las víctimas con “características y edades similares”, para decir que su estrategia de seguridad en favor de las mujeres está dando muy buenos resultados y que lo que se tienen son casos aislados donde un asesino “cualquiera” puede matar mujeres? Habría que decirle al gobernador que esas hipótesis no lo benefician pues se podría pensar entonces que a la delincuencia organizada se suman sujetos que bien podrían ser ¿asesinos seriales?, los cuales se sienten en libertad para matar mujeres “después de una discusión”, como si fueran a la tienda a comprar un refresco, dado el clima de impunidad reinante en el estado.

Séptima duda, por extremo que parezca, ya que en la guerra y en la política todo se vale, ¿alguien más, interesado en ser el candidato del PRI a la presidencia de la República, ideó el asesinato para “quemar” a Eruviel Ávila y sus aspiraciones y éste no sabe cómo salir al paso de semejante atrocidad y está cometiendo errores inventándose, junto con la PGJEM, un chivo expiatorio, el franelero, por supuesto, y al final obtendrá como resultado un caso tan absurdamente resuelto como el de la niña Paulette Gebara Farah, quien al final apareció enredada entre las cobijas al pie de su propia cama, en la época de su antecesor, Enrique Peña Nieto y el procurador estatal Alberto Bazbaz Sacal?

Lo sucedido a Karen Rebeca Esquivel Espinosa de los Monteros y supuestamente también a Adriana Hernández Sánchez, ocurre todos los días en México, sí, todos los días, y es sólo la punta del iceberg de un problema nacional que involucra sobre todo a niñas, jovencitas y jóvenes mujeres, cuyas edades van de los 12 a los 29 años, tomando especial importancia, por el número de desapariciones, el rango de 12 a 18.

Sólo como ejemplo, la niña de 14 años Itzel Virginia Reyes Martínez, desapareció de su domicilio, situado en Ecatepec, el 9 de septiembre. ¿Será que se hizo un operativo igual que en el caso de Karen Rebeca para encontrarla? ¿Ya apareció, viva o muerta? El caso de Karen Rebeca es una flor que no hace primavera, por lo que se debe exigir no sólo que cesen estas horribles agresiones en contra de las mujeres, sin importar su edad o nivel social, sino que el gobierno federal y todos los estatales y municipales tomen realmente cartas en el asunto no sólo para resolver todos los casos con la misma rapidez y para desmantelar las redes de trata de mujeres y castigar con severidad a quienes atenten contra ellas, sino para prevenir este tipo de delitos.

Para concluir, dado su nivel social y la visibilidad pública de su madre, la desaparición y asesinato de Karen Rebeca podrían convertirse, como ocurre con los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, en el paradigma de un grave problema nacional que afectaba en particular a niñas y adolescentes de escasos recursos y que al parecer comienza a extenderse a sectores más privilegiados de la sociedad, pues la desaparición, trata sexual, tortura y asesinato de mujeres en México responde no sólo al desprecio que tanto los delincuentes como las mismas autoridades sienten por la “minoría” más grande del mundo, sino,  aunque suene brutal,  a la lógica del mercado, oferta y demanda, que exige el “abastecimiento” de mujeres para el “consumo” de aquellas personas, hombres en particular, dispuestas a pagar desde pequeñas hasta grandes sumas de dinero para vulnerar su dignidad, derechos e integridad física, en el marco del tercer negocio más lucrativo del mundo, después del tráfico de drogas y armas, en el que delincuencia organizada y autoridades gubernamentales están involucrados.

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