Desde enero Petróleos Mexicanos (Pemex) busca obtener el control operativo de Zama, el campo que comparte junto con el consorcio que está integrado por Talos Energy, Sierra Oil & Gas (vendido posteriormente a DEA Deutsche) y Premier Oil.
La empresa al servicio del Estado desea operar el yacimiento que contendría hasta 800 millones de barriles de petróleo crudo equivalente y que fue impulsado desde julio de 2017 como uno de los logros de la reforma energética de 2014.
El consorcio privado redescrubrió en un bloque que ganó la ronda 1 de la Comisión Nacional de Hidrocarburos y Pemex estuvo interesada en constantes reuniones en enero hasta junio, cuando se trabaron las negociaciones.
“Están suspendidas las negociaciones del acuerdo. Con todos los cambios que han habido dentro de Pemex no se ha identificado todavía un grupo que vaya a seguir negociando y eso ha provocado, junto con la extensión de los periodos del contrato de Talos y la renovación de la asignación de Pemex, que no se ha retomado la negociación”, reveló una fuente a la agencia británica Reuters.
En septiembre de 2018 Pemex firmó un acuerdo con sus socios para la unificación de Zama, pero no se habrían concretado las negociaciones, debido a que la empresa petrolera atribuye que les corresponde el 55 por ciento de la operatividad al encontrarse en su territorio.
El campo petrolero de Zama se ubica en las costas del Golfo de México que fue encontrado por la empresa Talos Energy en 2017, pero Pemex pretende controlar el campo como parte de las medidas impulsadas por el gobierno federal para recuperar el control del sector energético que se delegó en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, algunos especialistas consideran que en caso de que Pemex tome el control del campo petrolero podría desalentar la inversión en el país en un futuro, pues hasta el momento no se ha negociado la forma en la que se dividirían las ganancias.
