Oswaldo Varillas
(03 de octubre, 2013).- Entre los más reprobables ejercicios de escarnio, desprestigio y descrédito mediático se encuentra la campaña por denostar a los integrantes magisteriales de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE).
Esta reprochable campaña toma como pretexto para su actividad el descontrol sucedido por la problemática relación entre las fuerzas policíacas, los medios de comunicación y la sociedad civil que se presentó después de los violentos enfrentamientos del 2 de octubre.
La red social Twitter es las más utilizada para realizar dicha práctica de desprestigio. A través de cuentas automatizadas se perpetra un continuo ejercicio de difamación empleando estratégicos Trending Topics para su mayor difusión.
Como ejemplo de la contra-información que trata de ser movilizada y viralizada emerge la enunciación de que “La ruta del dinero en el conflicto de la CNTE conduce directamente “al financiamiento de la guerrilla del Ejército Popular Revolucionario (EPR)”, declaración proferida como certera afirmación a partir de un artículo que aventura una “llamativa” hipótesis.
Esta afirmación sobre el financiamiento del EPR es trabajada por el periodista Ricardo Alemán, quien menciona que “el EPR y su brazo operativo en el magisterio, la CNTE, parecen no estar dispuestos a perder ese dinero [9 mil millones de pesos]” Su afirmación termina por promover las automatizadas difamaciones que emergen de las robotizadas e irreflexivas cuentas de Twitter que, financiadas corporativamente, confunden a la sociedad sin ninguna pretensión legítima de informar.
Con esta actitud, que se encuentra en las antípodas de la ética periodística, la injuria deviene una feroz “metodología” difamatoria.