Por: Paco Urondo
COMUNICADO I
Luego de que Maru (como Botana) llamara a Juan para disculparse por los insultos de mal gusto con los que un integrante de su agrupación lo taladró durante 30 minutos seguidos, se montó una de las tantas operetas mediáticas a la que nos tienen acostumbrados. Ante lo que fue una respuesta totalmente moderada ante una ofensa personal tan grave, la cadena repetidora de gansadas empezó a repetir que Juan amasijó brutalmente a un “pobre joven idealista que para colmo es o era kirchnerista”, cuando en realidad solo le propicio un empujón.
Realmente cuesta pedirle a alguien que tenga la paciencia, el equilibrio y la tranquilidad suficiente cuando otro le grita que se parece al tipo que lo secuestró durante 25 años y le sustrajo la identidad. Sin embargo Juan tuvo esa paciencia, ese equilibrio y esa tranquilidad, a pesar de las mentiras que publican, cuando el “pobre joven idealista que para colmo es o era kirchnerista” se le hizo el torito para ver si se armaba un escándalo para figurar en algún lado. Además, Juan también tuvo esa paciencia, equilibrio y tranquilidad para denunciar en la justicia a su apropiador, al que nunca volvió a llamar “papá” porque sus viejos son Alicia y Damian.
Y también tiene esa paciencia tan difícil de exigir cuando Clarín incentiva, promueve y publica comentarios como estos:
“Cabandie sos una lacara igual que tus padres seguramente, por algo les habra pasado lo que les paso, Videla se quedó corto, vos sos uno de los cabos sueltos que se reproducen como ratas” (sic).
“CABANDIE: H.I.J.O. QUE NO SABE DE QUE LECHE VIENE. HIJO DE TERRORISTA, CUYOS HUESOS NI SIQUIERA TIENE LA POSIBILIDAD DE ENCONTRARLOS” (sic)
“AHORA SE ENTIENDE PORQUE VIDELA DESAPARECIA ESTA GENTE.. LASTIMA QUE NO ALCANZO A DESAPARECERLA A LA NEGRA CRISTINA” (sic).
Juan recuperó su identidad de la mano de las Abuelas y de un proyecto político que, además, recuperó las formas reales y humanas de la política. No las mediáticas.
Nunca confundió su condición de hijo de desaparecidos para ocupar un cargo sino para ayudar a otros hijos a recuperar su identidad. Para eso siempre ayudó a Estela y a las Abuelas de Plaza de Mayo. Nunca le pidió una banca a ella. Fue Néstor el que le ofreció ser candidato a legislador porque lo consideraba un militante del mismo proyecto político que se iba a comprometer profundamente y que no lo iba a traicionar.
Juan nunca confundió tampoco la paciencia con la sangre, ni el equilibrio con las convicciones, ni la tranquilidad con la pasión.